Está marcado el juego desde
el inicio de su magia redentora
y los niños lo saben y columpian
sus risas en el círculo completo.
Es el juego de las alternativas
entre el bien y el mal de los infantes
y, disparando al centro de la vida,
sus corazones laten bajo el sol.
No termina nunca este juego
de infantiles sueños a la sombra
de la vida ajena de lo adulto.
Y, en medio de sus personajes,
los niños juegan entre sus verdades.
Atónito al esfuerzo de los días
el juego infantil se continúa
más allá del límite horizonte…
Nunca hay que perder el sentido de le niñez, la inocencia y el deseo de seguri jugando.
Una buena forma de desterrar lo malo que nos acontece en el caminar de nuestro día a día.
Un beso y mil gracias por hacerme pensar
Creo que en los adultos siempre nos queda algo de niño
y según en que casos es bueno sentirse como tal
Un abrazo fraternal Alborjense