Viaje largo… muy largo… 27 horas de viaje en total y de manera continua. Con muchísismas escalas: Murcia-Madrid-Amsterdam-Bonaire-Guayaquil-Quito (donde escribo Bonaire quiero decir exactamente Bonaire en las Antillas Holandesas y no Buenos Aires como algunos han creído). 27 horas dentro de aviones de la KLM holandesa. Vienen con nosotros (formando parte del equipo de trabajo) nuestros íntimos amigos y compañeros los suecos Krister y Lisbeth que forman un bello matrimonio.
Cansados pero felices ya hemos llegado a América. La América Dorada que tanto queremos todos y cada uno de nosotros. Quito es llamado entre los americanos La Cara de Dios. Yo no sé si Dios tiene cara en realidad… pero el cielo azul de Quito está hoy totalmente cubierto de nubes grises y amenaza tormenta.
He llegado a mi vivienda de la Avenida La Gasca, a muy pocos kilómetros del volcán Pichincha cuya figura espléndida se contempla desde mi hogar. Pronto han comenzado a llegar familiares y amigos de los de verdad y mi casa se ha llenado de gente. Muchos de los presentes son fundamentales para tomar contacto con personas que van a apoyar nuestros proyectos de la ONG. Por cierto, mañana mismo tenemos una entrevista personal con el presiente Rafael Correa, a quien conocemos personalmente de anteriores ocasiones y con quien tenemos que trabajar en los proyectos. Correa nos apoya totalmente. Y nos hemos enterado de que Míster Obama ya ha mandado un “aviso” al Señor Correa diciendo que cuidado con la política exterior porque Estados Unidos sólo va a apoyar, en la presente crisis munidal, a los países amigos de USA y no a los que se “desvíen” excesivamente a la izquierda. Yo en estos asuntos sólo observo.
Entre los amigos que nos visitan están los periodistas Fausto y Pablo, con quienes trabajé años enteros en las emisoras radiofónicas ecuatorianas. Fausto acaba de publicar su último libro y me regala un ejemplar con una dedicatoria bien linda. Un libro de ensayos donde ha tenido el detallazo de publicar uno mío que él ha titulado “Un poco de diesel” y a Pablo nunca lo olvidaré porque él fue el que siempre me apoyó y me abrió las puertas de las emisoras de radio y televisión del Ecuador.
Estamos celebrando alegremente el hecho de encontrarnos nuevamente en nuestra América Dorada. Mientras Liliana termina de ajustar el programa de visitas que tenemos que celebrar en algunos países de América el resto del equipo (Lisbeth, Krister y yo) estamos ya organizándonos para viajar mañana mismo a la Amazonía porque tenemos apalabrada una reunión de trabajo con un grupo de shuaras amazónicos (en plena selva). Son los shuaras una de las familias selváticas conocidas vulgarmente como los jíbaros. Pero eso es ya para otro día. Ahora, que ha comenzado a llover en Quito, nos disponemos a descansar ante las duras tareas que vamos a comenzar a llevar a cabo desde este próximo lunes.
Termino de escribir en mi diario con una frase que aprendí hace mucho tiempo de boca de un amigo: “Amor con amor se paga”. Y es que en esta vida siempre recogemos lo que hemos sembrado. Sembramos amor durante muchos años en América y ahora nos pagan con el mismo amor.
Con la paz de espíritu en el ánimo nos disponemos a cenar e irnos a dormir profundamente. Ojalá que todos los sueños que traemos, en forma de Proyectos a levar a cabo, se cumplan… con ese deseo cierro el diario y me voy a dormir lleno de esperanza.
Leyendo el relato de tu viaje me has hecho partícipe de el…Feliz estancia en América Latina.
Besos¡¡¡¡