En lo violeta de tu sonrisa
baila la fiesta del torrente alegre
y yo silbo como una centella
una canción de amor sin ruídos.
esta mañana estoy nadando en el vacío
sonámbulo de la aurora de primavera,
mientras la vida flota en la luminosa estela
de un pequeño rayo de luz.
Hay un silbo de onda pura
en las hojas frescas del almendro
y un bosque de corales y de náyades
sueño en las borradas huellas de mi paso.
Las alas del viento traen perfume misterioso
como rumor legado de la creación entera
y una alfombra de blancas perlas
se mece sobre lon gnomos y los elfos del bosque.
Entro en el bosque que atraviesa el mundo
y me acerco a la idea de un planeta sin forma;
un planeta distinto a todos los conocidos
que ha dejado de girar sobre su eje
para hacer visible esta instantánea
de bosque, nubes y bruma matinal.
Más allá, dónde aparece el sol.
la existencia se hace luminosa en el éter
y yo me adhiero a las plantas del camino
para ser siplemente ámbar de arrebatado sonido.
Al igual que lo es el infinito
también aquí el tiempo es una línea
horzontal con la tierra y con las casas.
Los habitantes del planeta surgen
por las esquinas y los costados abiertos
y ya, compuesto de ojos habituados a vernos,
me acomodo en el perfume de las rosas rojas.
Francamente no logré encontrar el significado de las frases. Me deconciertan afirmaciones como la siguiente: “para ser siplemente ámbar de arrebatado sonido.” Jamás había pensando en que el ambar tuviese sonido, ya que es una sustancia que no vibra.
En fin, supongo que habrá otros lectores que si entiendan ese código.