Ha muerto Antonio Vega, el líder del Grupo Musical español Nacha Pop que tantísimos triunfos obtuvo en la década de 1978 a 1988. Era el Grupo preferido por los que vivieron la famosa “movida” madrileña. La voz y el singular talento para la música de Antonio Vega se han apagado definitivamente. Y queda en el ambiente de Madrid sonando en toda su atmósfera la canción “Chica de ayer” que era, por así decirlo, el símbolo musical más representativo de aquella inolvidable “movida”.
Antonio Vega, que ha muerto a la edad de 51 años, había ido sorteando sobre los escenarios el temor a su resquebradizo físico producto del consumo de drogas y la vida desenfrenada que llevaba el trovador. Ha muerto, como se preveía desde hace años, de una neumonía letal producto de un cáncer de pulmón.
Vega, el fundador de Nacha Pop, nunca rehuyó en vida las preguntas sobre su atormentada existencia. Y este Bob Dylan español (algunos señalan que superó al mismísimo Bob Dylan) explotó su creatividad de “talento desmesurado” por culpa del “enemigo que llevaba dentro”.
Antonio Vega dijo un día: “La física cambió mi vida. Cambió mi postura ante el mundo cuando comprendí a Eisntein, cuando supe que el camino más corto entre dos puntos no es la línea recta, cuando empecé a imaginarme cosas como qué pasaría si me montase a caballo en un haz de luz”. Porque su oculta ilusión era ser astronauta…
Admirador de la ciencia-ficción (especialmente de Tolkien y Asimov) era un poeta de corazón. No tuvo hijos porque pensaba que su vida no era la más aconsejable para criar hijos, pero en el último año de su existencia había cambiado de opinión y su ilusión era ya tener un hijo. No pudo cumplir este sueño. La muerte no le dio tiempo.
Antonio Vega fue un artista consagrado. Considerado como uno de los mejores cantantes que ha dado España en toda la historia musical de nuestro país. Fue un tío muy maduro para su época que dio un impulso al pop español hasta las más altas cotas del pop mundial.
Todos acabamos muriendo pero lo que ha dejado Antonio Vega acá, en la Tierra, seguirá estando entre nosotros. Si existe un más allá (seamos o no seamos creyentes) será fácil encontrarle acompañado de música, de literatura, de arte… porque todo lo que contribuye a mover las cosas tiene que ser bien recibido en ese “más allá”.
El hueco que deja Vega de Nacho Pop será muy difícil, pero que muy difícil, de cubrir. Nacho García Vega, su primo, sabe que ya no volverá… porque Antonio Vega tuvo como “heroína” de sus fantasía a la mortal heroína, una droga que siempre mata.
Muchos llegaron a pensar que que era inmortal (como un día dijo el cantautor Tontxu) pero no es as´. Y el incombustible Miguel Ríos (nuestro mejor rockero de todos los tiempos) lo consideraba uno de los más grandes de su generación, de los famosos hijos del rock and roll.
Las canciones de Vega rozaban lo metafísica… pero la “muerte que cabalga sin miedo y se llama heroína” acabó con la vida de uno de los más importantes poetas cantantes del siglo XX, porque era un músico que, mucho más allá de su forma de vida peligrosa, siempre mostró devoción por sus excelentes creaciones.
De él se dijo que abría la boca y “cantaban los ángeles”. Pero ahora es un “ángel caído”. Vencido ya, se acaba de transformar en un mito del lado salvaje, de la nostalgia y de la melodía que sonaba a distancia en la plaza de Vista Alegre, en la Sala Clamores o en un destartalado local de Entrevías, al lado de las vías de un tren con ida pero sin vuelta.
Su inmensa calidad y su genialidad no hubieran trascendido tanto de no ser por ese arriesgado malditismo de expiración garantizada que es el consumo excesivo de drogas. Ángel caído constructor de poesías de amores y sentimientos a golpe de guitarra, atormentado por los picos de los caballos, sus letras le delataban como “ángel caído” y queda ya, en los melancólicos recuerdos, este mito urbano de la “movida” madrileña cantando la tristeza de su propia vida.