Te lo diré después,
cariño mío,
cuando sueñes, cuando rías,
cuando cantes, cuando llores…
Te lo diré después,
querido mío,
cuando te meza entre mis brazos
y tú me mires intrigado…
entonces, sabrás, lo que quiero decir.
Te lo diré después,
bendito mío.
Te diré… no,
te demostraré cuan valioso
eres para mi.
Y el día de mi muerte
entenderás, hijo mío,
lo que tu madre te decía
cuando no escuchabas:
“Ahora, tu eres mi vida,
mi razón de vivir…
eres lo que yo más amo
y así será hasta que deje de existir”