Mi mejor hermano es aquel con el que he estado peleando toda la vida. Es aquel con el que jugaba a vencer en la Copa Fiocchi de todas nuestras ilusiones; aquel que capitaneaba los primeros momentos de mi infantil transicíón. Mi mejor hermano es aquel con el que combatía en la conquista de La Princesa y después, mi mejor hermano es aquel que un día me dijo adiós y se alistó en los ejércitos de enfrente, justo cuando más lo necesitaba en las filas de mi Poesía. Mi mejor hermano es el que traicionó toda la fe que tenía puesta en él y al que insulté y me insultó por causa de sueños opuestos.
Vencedores o vencidos en las mil batallas celebradas para vivir la existencia mi mejor hermano es el que izaba la bandera de la rebeldía cuando el mundo se convertía en un lugar infernal y el que izaba la bandera de la amistosa compañía cuando el planeta se transformaba en un lugar para las risas.
Me meto en el mar y, mientras mi cuerpo se refresca con las sensaciones de las olas blancas, la banana gusanera vuelve a volcar emociones de niños envueltos en el torbellino del abierto mediodía. La una con el uno, y con el uno, y con el uno y con el uno: superación de los cuatro mosqueteros de Dumas buscando aventuras con la Sirena del Mar. Y es que en el atardecer siempre hay una niñez embarcándos en los juegos de las sonrisas celestes…
Ceviche de camarón para comer mientras la bandada de gaviotas cruza una vez más por el azul espacio de las fantasías y el juego de todos los días aparece de nuevo en este intenso despertar. Pasan una vez más las gaviotas… pasan una vez más los recuerdos y mi juventud se me torna en tarde playera de la mar menor. Mangos para bien cenar…
Las gaviotas padres y las gaviotas madres enseñan a las gaviotas hijos a volar en busca de pescados para alimentarse y cada una de ellas hace hermoso el paisaje que vive de nostalgias. Así, de esta manera, cualquier paisaje es digno de soñar. Sueña, lucha y persevera con el afán de todas tus búsquedas alineadas en forma de bandada de gaviotas en el atardecer. El sol se oculta, rojo, tras la montaña. Mi mejor hermano está al otro lado del mar durmiendo, anónimo, mezclado con otros millones de ciudadanos, en la capital…
Aún recuerdo aquel ayer en que estabas junto a mí… aún recuerdo aquel ayer en que estabas junto a mí… pero !yo de tí me fuí!.