Muchísimos de nosotros y nosotras no habíamos nacido todavía cuando el ingeniero mecánico francés Louis Reard dejó momentáneamente su taller de diseño de automóviles de París para dar al mundo el “más minúsculo que el más minísculo traje de baño” (slogan con el que mostró en la sociedad de la moda mundial playera el invento del bikini). Hace exactametne 63 años que ocurrió tal cosa. Fue en el verano de 1946. Días antes de ello, los Estados Unidos del presidente Franklin Delano Roosevelt, habían realizado el primer ensayo nuclear en el atolón pacífico de Bikini (un atolón deshabitado entonces, de unos 6 kilómetros cuadrados de extensión, que consta de 36 islas; componiendo, el conjunto de todas ellas, las llamadas Islas Marshall), a través de una bomba atómica nuclear llamada “Gilda”. De ahí el nombre de esta doble pieza playera femenina.
La primera anécdota de la historia de esta prenda hoy tan superada, surgió cuando ninguna modelo profesional quiso enfundárselo por lo atrevido que era para aquella época. Entonces Reard tuvo que recurrir a Micheline Bernardini, que era una alegre bailarina del Casino de París. Micheline Bernardini era, exactamente, una bailarina de striptease. El experimento se realizó en una piscina de París. Esto hizo enrojecer de furia y vergüenza a los moralistas del mundo entero, al coincidir además con la prohibición de los burdeles en la misma capital francesa.
La prenda tuvo un éxito extraordinario y así, por ejemplo, la entonces famosísima actriz frncesa Brigitte Bardot lo vistió en la famosa película llamada “Y Dios creó a la mujer” (estrenada en 1956). La imagen de la actriz francesa tumbada en una playa de Cannes dio la vuelta al mundo. Y, de paso, sólo añadiré, que otra famosa actriz enamorada del bikini fue la escultural Raquel Welch (La mujer 10 la llamaban a esta actriz) que fue, en su tiempo, la primera chica “Bond”.