Está cálida la brisa esta tarde. Cálida y lujuriosa. En los ojos de las nubes hay ángeles imaginarios que te observan y te desnudan toda entera. ¿Qué observarán con tanto empeño los ángeles imaginarios esta tarde en que las alondras están retozando en las ramas del centenario chopo? me preguntas. Yo sé que te están viendo desnuda y que observan también a tu mirada que se pierde en el recóndito murmullo de la corriente del río. !El río!. !El río está inquieto bajo la cálida y lujuriosa brisa!. !Deja de mirar al río, por favor princesa, que está poniéndose nervioso al notar tus pupilas fijadas en su corriente!. Ríes. Las retozonas alondras del chopo se conturban ante tu risa y se asoman al espacio. Ahora has conseguido desviar las miradas lascivas de los ángeles imaginarios que se han puesto a visionar el vuelo de las alondras. ¿A dónde marchan las alondras cuando escuchan tu risa cantarina en medio de la cálida tarde?. No me respondes tú. No me responde el sabio chopo. No me responde el nervioso río. No me responden los lujuriosos ángeles imaginarios y mirones. Y me quedo latiendo dentro de tus pupilas…