Y yo volveré caminando, Madrid, a contarte mis sueños bajo las luces de las farolas, en los parques verdes, paseando por tus avenidas o metido dentro de un bar de parroquianos que estén hablando de fútbol, mujeres y vinos. Y yo volveré, Madrid, a tenerte entre mis manos y acariciar los rostros de tus recuerdos y a contarte mil y una noches de insomnio bohemio. Y yo volveré, Madrid de España, a llenarte de canciones el corazón de tu esencia. Sí, Madrid, capital de España, ciudad para mirar al cielo y ver la grandeza de Dios, sí… yo volveré con las manos, como siempre, dentro de los bolsillos de mis pantalones pero con la misma sonrisa bohemia con la que me despedí, momentáneamente, de ti. Y recorreré tus calles y tus barrios y tus plazas y tus parques y en todos y cada uno de tus queridos rincones dejaré, escritos en el aire, poemas que se quedarán en tu memoria, Madrid de España.