A pesar del árbol sin hojas
que da la sombra yerta
al esqueleto blanco
de la paloma muerta…
A pesar de la opaca noche
sin cristales limpios
que produce hastío
en las hormigas negras.
A pesar de las guerras
que consumen el tiempo
entre cadáveres encendidos
de pólvora y metralla.
A pesar de la memoria
frágil de los desamores
con dolor de ceguera
en el mundo hostil.
Te amaré todo el tiempo
que me dure la vida
a tí, eterna compañía,
de la esperanza sin fin.
Eres efímero alquimista de las palabras, alegre soñador de las rimas y del sentido de la palabra en sí misma. Por tan profundos versos que no amainan en su intento por sorprenderme por cada vez que te leo, y por tantos y tantos intentos por hacerme ver que la palabra reina sobre todo, gracias.
Ah, y felicidades.