Pasada la primera mitad del siglo XII andalusí, cuando el Califato de Córdoba se había fragmentado en diversos Reinos de Taifas (hablamos de los Segundos Reinos de Taifas) y algunos de ellos habían resistido a la invasión de los almohades (1147), exactamente el día 28 de julio de 1165, nace en la ciudad de Murcia (entonces capital del Reino de Taifas de Murcia), Abu Bakr Muhammad bn´Ali Ibn Arabi, quien pasó a la historia de occidente (debido a las transcripciones al castellano de la grafía de su nombre) como Ibn Arabi, Abenarabi o Ben Arabi (que de las tres formas se le nombró). Era uno de los hijos varones de un padre murciano musulmán de vida cortesana y una madre de orígenes beréberes norteafricanos.
Abenarabi vivió en la ciudad de Murcia hasta el año 1173, uno después de la muerte de Ibn Mardanish (Muhammad ibn´Abdd Allah ibn Sa´ad), el entonces rey de Valencia, Murcia y el oriente de Al-Andalus, conocido por el sobrenombre de El Rey Lobo (o Rey Lupus) que posiblemente tenía ascendencia cristiana y había firmado pactos de ayuda mutua con la Corona de Castilla (Sancho III) y el Señor de Barcelona (Alfonso II el Casto) quienes le ayudaron a mantener la independencia de Valencia y Murcia frente al acoso de los almohades (aunque no pudieron evitar la caída de Almería).
Por aquel entonces el Reino de Taifas de Murcia estaba viviendo la época de su mayor esplendor en lo político, lo económico, lo social y lo artístico. Su esplendor era tan grande que su moneda propia llegó a ser un referente en toda Europa y se basaba su poder económico en la agricultura gracias a la implantación de los primeros regadíos por las comarcas aledañas al río Segura (la base de la actual huerta murciana). El caso es que entre acequias, norias, acueductos y alcazabas de gran factura arquitectónica, pasó su infancia Abenarabi en una Murcia que abandonó a los 7 años de edad (1173) porque su familia se trasladó a la provincia andalusí de Sevilla (en tiempos del valí almohade Abu Ya´qub Yusuf (Yussuf I) que había unificado los territorios andalusíes) viviendo en las campiñas de Lora del Río y Carmona, entonces también esplendorosas en su época almohade (una dinastía beréber que acogió a la familia de Abenarabi con los brazos abiertos por el origen de su madre).
En las campiñas de las vegas béticas del Guadalquivir, Abenarabi realizó sus primeros estudios literarios juveniles y escribió célebres poesías entre los olivos y los regadíos loretanos y el alcázar carmonense.
En plena juventud de Abenarabi, su padre vuelve a cambiar de residencia y se instala en la corte de Córdoba, dándole acogida el entonces rey almohade Yahya ben Ganiya (Taifa de Córdoba). Allí, en Córdoba, el padre de Abenarabi se hizo amigo íntimo del célebre filósofo y médico Abu-I-Walid Muhammad ibn Rusd, conocido mundialmente como Averroes, que entonces acababa de ser nombrado gran cadí de Córdoba. Averroes era un cordobés nacido 21 años antes que Abenarabi pero con quien mantuvo muchos encuentros que iniciaron a éste último en el camino de la sabiduría. Los múltiples encuentros entre Averroes y Abenarabi entrecruzaron las dos vías distintas de los musulmanes de su época para conocer la Verdad: la de la razón (Averroes) y la de la gnosis mística sufí (Abenarabi) porque no en balde este último ha sido calificado por los sufíes como quizás el más importante de los maestros de dicha escuela filosófico-mística.
Con Averroes conoció personalmente el pensamiento de Aristóteles y sus elementos peripatéticos, las filosofías de los neoplatónicos y las distintas tendencias de los gnósticos cristianos (que defendían la existencia de un conocimiento completo y trascendental de la divinidad desde el siglo I después de Cristo).
Ansioso por el aprendizaje del múltiple saber, Abenarabi se convirtió en impenitente viajero por todo su Al-Andalus natal y una vez alcanzado el conocimiento de las diferentes ciencias religiosas islámicas fue llamado Muhyin-al-Din (Muyiddin) que significa “Vivificador de la Religión”) y as-Sheij al-Akbar (“Gran Maestro”). Así pasó a ser la figura más influyente en la historia del misticismo islámico, declarado por los sufíes como el “mejor de los maestros” y autor de una obra inmensa centrada en el Corán (libro sagrado de los musulmanes) y la sunna (conjunto de tradiciones -hazid- sobre las palabras y acciones de Mahoma).
Recorrido todo al-Andalus, y animado por Averroes, salió de la península Ibérica y viajó inagotablemente por el mundo árabe. Primero llegó a Norte África (Marruecos), donde estuvo conociendo a todos los grupos sufíes allí establecidos, y después pasó a El Cairo (Egipto) y a Jerusalén. De esta ciudad santa pasó a La Meca donde experimentó 2 años de altas emociones espirituales.
Cargado con tanta experiencia viajó entonces al Iraq que en aquella época formaba parte importante del Imperio otomano. Estuvo viviendo en Bagdad, entonces capital de los abasíes (la dinastía de 37 califas que fue fundada por Abu-l-Abbas Abd Allah en el año 750 y permaneció en aquella ciudad hasta 1258 cuando fueron derrotados por los selyúcidas y se refugiaron en Egipto); en Mosul (junto al río Tigres y hoy con fuerte foco de población kurda que acepta a Abenarabi como uno de los más ilustres sabios de la historia de esta ciudad); en Konya (hoy ciudad de Turquía que por aquel entonces era la capital del antiguo Sultanato de Rum) y la gran Damasco (en Siria) que en aquellos momentos era el centro más importante de los principados musulmanes. Allí vivió durante 17 años y allí murió, el 10 de noviembre de 1240, a la edad de 75 años.
Su tumba (en la que también fueron enterrados dos de sus hijos varones, ya que Abenarabi estuvo casado y tuvo una numerosa descendencia) aún se conserva hoy en día y es lugar de peregrinación en el mundo de los musulmanes. Sobre esta tumba los otomanos erigieron un hermoso santuario (lugar sagrado) y una madrasa (colegio para estudios universitarios islámicos).
Sobre la muerte de Abenarabi se han tejido diversas leyendas, pero la más famosa es la que en Damasco se ha ido transmitiendo, hasta hoy día, de generación en generación pues todos los buenos damascenos se creen en la obligación de contarla. Dice dicha leyenda que Abenarabi fue asesinado, en una reunión de sabios y filósofos, por un grupo de hombre pseudoreligiosos a quienes había declarado imprudentemente que “El Señor que adoráis está bajo mis pies”. Los criminales fueron ajusticiados por las autoriades de Damasco y el sabio fue enterrado en el mismo lugar donde se había celebrado la reunión. Cuando cavaron la tumba se descubrió, en aquel mismo lugar del crimen (“bajo mis pies” había dicho Abenarabi) un cofre lleno de oro. El sabio murciano había querido decir que aquellos santurrones hipócritas y corrompidos pseudoreligiosos no adoraban en realidad más que los bienes de este mundo.
El caso es que después se perdió la tumba; pero Abenarabi también había dicho otras palabras misteriosas en aquella reunión. Fueron interpretadas cuando el sultán otomano Selim I conquistó Damasco en 1517. Hacía ya cuatro siglos que Abenarabi había profetizado lo siguiente: “Cuando penetre la “sin” (nombre en otomano de Selim) en la “shin” (Sham, nombre antiguo de Siria y de Damasco al mismo tiempo) se manifestará la tumba de Muyiddin (se refería a la tumba de él mismo)”. El sultán Selim I llamado el Cruel (conquistador de Palestina y Egipto además de Siria, que se hizo reconocer como protector de las ciudades santas de los árabes), impresionado por la tradición de aquella frase que corría de generación en generación entre la población de los sirios, hizo cavar en varias partes de la ciudad hasta que descubrió la tumba del sabio andalusí. Por eso sobre ella mando erigir el santuario y se construyó la madrasa.
Abenarabi fue un excepcional personaje místico, filósofo, poeta, viajero y sabio musulmán, además de ejemplar hombre andariego, sufí, cazador y cortesano que, educado por Averroes e inspirado por el cristianismo gnóstico, neoplatónico o primitivo, impregnó de todo esto el pensamiento y la vida del Islam.
!Fantástico, Diesel!. !la gran cantidad de información que me has aportado sobre la vida de Abenarabi me va a servir de muchísimo para que yo vaya construyendo mi tesis y además pueda seguir investigando sobre todo lo que indicas!. !Es un trabajo sensacional!. Y espero que sigas enfocándome y ayudándome en tareas como las obras de Abenarabi, cuál fue la síntesis de sus pensameintos, sus imfluencias, etc. No tengas prisa (sé que el Vorem es un espacio abiertoa toda clase de temáticas y géneros y que todos dedbemos tener espacios para expresar lo que deseemos porque el Vorem es libertad y sobre todo un grado superior de temas y géneros en general. !. Así que, por favor, no tengas prisa. Yo tengo casi dos años por delante para construir mi tesis y tu ayuda es excleente par apoder yo seguir investigando sobre el tema. !!Muchas gracias, amigo!!. !Eres genial!. !Te debo un par de cervezas!.
Hola Sancho: te añado dos notas aclaratorias a este texto, una de ellas es una fe de erratas y la otra un dato amplificador.
Fe de Erratas.- Donde está escrito Rio Tigres (cuando hablo d ela ciudad de Mosul) ya habrás caído en cuenta de que me refiero al Rio Tigris (perdona el error ortográfico) de mesopotamia iraquí. Existe eun Rio Tigre (en singular y no plural) en la Amazonía de las fronteras entre Perú y Ecuador que es un afluente del Marañón; y existe otro Rio Tigre (también en singular) en Argentina que pasa por Buenos aires… pero el Tigres que está escrito erróneamente en este texto es el Tigris de Mosul y Bagdad. Errata aclarada.
Ampliación.- Si quieres saber otro nombre con el que se le conocía a Abenarabi apunta el siguiente: “Sultan al´arifin” (que se traduce por “Sultán de los ´gn´soticos) y en un momento de mañana o pasado mañana -cuando tenga unos minutos libres- te amplío otros datos sobre la vida personal de Abenarabi (antes de meternos en otras materias) que me parecen interesantes conocer y que ahora no puedo pasarlos por falta de tiempo. me llaman urgentmente a una reunión de amigos.
Gracias por tu elogios y por supuesto que !acepto esas cervezas!. Hastaluego, amigo.
!Muchas gracias, diesel!. !Eres un tipo “macanudo”!. Estás haciéndome interesante el trabajo y me aportas datos muy significativos que no había tenido en cuenta. Te juro que te pago las cervezas y lo que haga falta si llego algún día a conocerte. !Un abrazo, colega!.