Me voy. Me voy al altamar de mi avatar diario porque desde allí no veo los absurdos de esta Tierra: hombres, mujeres y niños y niñas creyendo que son hombres y mujeres. !Absurdos!. Me voy allí donde sólo me acompañan las gaviotas y los gorriones de mis recuerdos de Madrid. Me voy. Me voy a mi avatar diario en donde puedo ver salir el sol y ser sólo un horizonte sin fronteras. A ser yo mismo en mi urbana ciudad de Madrid tal cómo fuí a mis 18 años de edad y nada más. Me voy. Porque estoy cansado y aburrido de tanto ser humano viviendo días absurdos, meses absurdos y años absurdos. Me voy con las gaviotas y los gorriones de mis recuerdos de Madrid. A ser sólo horizonte bañado por los rayos del sol y los reflejos de la luna y nada más.
Me voy para no seguir viendo a tanto ser humano viviendo días absurdos, meses absurdos y años absurdos. Así que quedáos con vuestro absurdo y ridículo peñón de Gibraltar, vosotros, gibraltareños que, además de borrachos, sólo tenéis monas más feas que Picio. Me voy a soñar que os desgajáis de España y os hundís en el fondo del fango submarino. !Sabéis lo que os digo a vostros, gibraltareños borrachos que sólo tenéis monas más feas que Picio y que cada cual interprete esta frase como sea… que os habéis atrevido, envidiosos como siempre (y que me perdonen los lectores pero son palabras dichas por ellos en una película: “jódete España!” que os jodáis vosotros (y perdonad amigo lectores pero sólo les contesto con la misma moneda con que nos han pagado) y que vuestro ridículo y absurdo peñón que sólo tiene momas más feas que Picio (y que cada cual interprete de la manera que quiera esta frase) se hunda en el fango del fondo del mar y allí enseñéis vuestros traseros blancuzcos a los peces abisales mientras os convertís en simples esqueletos. ¿Qué nos importa a los españoles un absurdo y ridículo peñasco donde no hacéis más que emborracharos para intentar olvidar lo que hicistéis a África, a Asia y a Oceanía.
Me voy a mi querido y entrañable Madrid a soñar que es verdad que los Pirineos se desgajan y que se forma un nuevo Continente flotante: la Iberia de españoles y portugueses desplazándose hacia el Occidente… hacia las Américas. A vosotros, envidiosos europeos, que siempre nos habéis tenido tirria y envidia mientras habéis vivido siempre en continuas guerras y alianzas los unos contra los otros y así a los largo de los siglos os digo: ¿Qué nos habéis dado vosotros los europeos a nosotros los portugueses y españoles si sólo estáis deseando venir a nuestra Península para poder comer bien aunque sólo sea un mes de vacaciones a lo largo del año?.
Seguid viviendo, gibraltareños y hombres y mujerres del resto de Eruopa con vuestros absurdos días, vuestros absurdos meses y svuestros absurdos años que nosotros no necesitamos para nada un ridículo y absurdo peñasco y que nos hemos desgajado de los Pirineos para irnos, nuevamente, con rumbo a las Américas.
Me voy. Ve voy al corazón de Iberia llamado Madrid, con mis gaviotas y mis gorriones del recuerdo a volver a tenr 18 años de edad yo y ella sólo 16 años de edad. Tal como éramos. Sí. Tal como éramos porque sigo manteniendo en pie y siempre lo mantendré que el Milagro 16-8 (16 de ella más 18 de mí) no sólo es posible sino que para Jesucristo es totalmente fácil de realizar. Basta sólo con pedírselo con fe y él ya ha dicho Sí. !Adios, seres absurdos que vivís en continuas guerras los unos contra los otros mientras os alimentáis bien sólo cuando venís a veranear un mes a nuestra Península. !Adió!. !No seré yo quien llore por la pérdida de un ridículo y absurdo peñasco, gibraltareños borrachos, donde sólo hay monas más feas que Picio (y que cada uno interprete lo que quiera). Me voy con mis gaviotas y mis gorriones del recuerdo que, ya lo veréis, serán otra vez presentes porque creo en la Verdad de las Promesas de Dios. Y vosotros seguid viviendo vuestros absurdos días, vuestros absurdos meses y vuestros absurdos años. Nosotros, españoles y portugueses, seguimos conquistando a las latinoamericanas… así que… empleando vuestro soez lenguaje (y pedonad amigos y amigas que me estáis leyendo pero son palabras suyas y no mías, jodeos vosotros ahora, borrachos gibraltareños que sólo tenéis monas más feas que Picio (quien no se lo crea que vea unas cuantas fotografías de monas de Gibraltar). Adiós. Hasta nunca. Jamás seré yo quien visite vuestro pequeño, ridículo y absurdo peñasco.