Llegaban a un recodo del camino, cuando el labriego, torciendo la dirección a las caballerías, dijo:
-Ahora tenemos que echar por esta vereda. El puente está roto y no se puede vadear el río sino por el Cerrillo de los Lirios.
– ¡El Cerrillo de los Lirios! -observó el caballero, saliendo de su meditación-. ¡Como abundan los nombres poéticos en estos sitios tan feos! Desde que viajo por estas tierras, me sorprende la horrible ironía de los nombres. Tal sitio se distingue por su árido aspecto y la desolada tristeza del negro paisaje, se llama Valleameno. Tal villorio de adobes que miserablemente se extiende sobre un llamo estéril y que de diversos modos pregona su pobreza, tiene la insolencia de nombrarse Villarica; y hay un barranco pedregoso y polvoriento, donde ni los cardos encuentran jugo, y que, sin embargo, se llama Valdeflores.
¿Esto que tenemos delante es el Cerrillo de los Lirios? Pero ¿donde están esos lirios, hombre de Dios? Yo no veo más que piedras y hierba descolorida. Llamen a eso el Cerrillo de la Desolación, y hablarán a derechas.Exceptuando Villahorrenda, que parece ha recibido al mismo tiempo nombre y la hechura, todo aquí es ironía. Palabras hermosas, realidad prosaica y miserable. Los ciegos serían felices en este país, que para la lengua es paraíso y para los ojos infierno.
* ¡Pues eso! Acabo de empezar a leer Doña Perfecta, regalo genial de mi padre, y ya me estoy quedando boquiabierto con la pluma de este hombre. Para mí leerlo es como comerme un caramelo gigante de chocolate. Un gusto como un piano, vamos.
¡Les animo fervientemente a leer a Don Benito Pérez Gáldos, que además de ser un magnífico escritor, elegante como un bar con música jazz, es canario!
Me alegra que hayas descubierto a tu paisano. Yo lo descubrí hace mucho tiempo, hasta me atreví con los Episodios Nacionales.
Estoy de acuerdo, es genial (era, más bien), y aunque fuese canario, como pasó mucho tiempo en Madrid, supo absorber como nadie las costumbres de entonces de la capital y narrarlas de forma impecable. Así que me siento muy identificada con sus libros.
Un saludo, Ismael, que lo disfrutes.
En eso te apoyo Ismael, he leído Nazarín, de Galdós y es igualmente elegante y exquisito de leer. Te apoyo recomendandolo. Es muy descriptivo con la España de ese tiempo. Gracias por darme otro libro para disfrutar. Saludos