Llora en silencio mi alma solitaria,
excepto cuando esté mi corazón
unido al tuyo en celestial alianza
de mutuo suspirar y mutuo amor.
Es la llama de mi alma cual aurora,
brillando en el recinto sepulcral:
casi extinta, invisible, pero eterna…
ni la muerte la puede mancillar.
¡Acuerdate de mí!…Cerca de mi tumba
no pases, no, sin regalarme tu plegaria;
para mi alma no habrá mayor tortura
que el saber que as olvidado mi dolor.
Oye mi última voz. No es un delito
rogar por los que fueron. Yo jamás
te pedi nada: al expirar te exijo
que sobre mi tumba derrames tus lagrimas
Saludos:
Belleza…y ese algo de ti que impregna el poema.
Cierto es lo que te dice Greko. Yo te añado mi siguiente saludo: a tu belleza añádele un poco de Fantasía… y el resto déjalo en manos de Dios…