Agua aguada

Nos aguarda un aguacero de aguaduchos

Coca-Cola ha inventado el “agua deshidratada”, como en el chiste y podría vender sus sugestivos envases vacíos con etiqueta de Agua Pura e instrucciones de “sólo hay que echarle agua del grifo y listo”. El descubrimiento del polvo deshidratado (y desaparecido) no comprometerá su negocio planetario y “hará aguas”, porque, a pesar de las protestas de las asociaciones de consumidores, la publicidad y la estupidez consumista nos seguirán impeliendo a deleitarnos con esa gaseosa oscura, dulzona y pegajosa, cuya suprema utilidad es desatascar tuberías mejor que el aguarrás.



Para dar una idea del timo, sólo en el Reino Unido durante 2003 se consumieron más de 20.000 millones de litros de agua envasada. Pero todo quedará en agua de borrajas. Coca-Cola proseguirá embotellando agua del suministro general en una fábrica de la zona más destartalada de Londres donde nunca hubo ningún torrente, para vender un aguachirle a un precio desorbitado como bálsamo curalotodo tras someterlo a un misterioso proceso de purificación. Va a resultar que el “secreto” de la multinacional estadounidense es un antiguo proverbio bantú, que asegura que “La fuerza del cocodrilo (y de Coca-Cola) es el agua”. La única fórmula consiste en aumentar el precio del producto desde el grifo hasta el consumidor en 352 veces, invirtiendo tan prodigiosa ganancia en avispados lemas como “sofisticados procedimientos con las técnicas más avanzadas del proceso de ósmosis invertida”, es decir: relleno de agua corriente.

¡Hay que aguantarse! Hasta ahora nos aguaban la leche y el vino, pero aguar el agua es demasiado. Marcas aguafiestas como Aquafina, Aqua Pura, Danone Activ o Hadkam seguirán comercializándose a precios por litro que oscilan entre 0,45 y 0,60 €, sin certificar que sean de manantial, por lo que su origen es obvio.

No nos ahoguemos en un vaso de agua, que “agua pasada no mueve molino”. Ya sabemos que “Agua corriente, no mata a la gente; agua sin correr, puede suceder” o “Agua que no has de beber, déjala correr”, pero “Cuando el río suena, agua lleva”. Nunca digas de este agua no beberé, y búscate un paraguas de salvaguardia. Somos “pescado vendido”, como adivinó Marshall McLuhan: “El último que ve el agua es el pez”. Con todo, como dijo Simón Bolívar, “¡Seguiremos arando en el agua!”, que Focílides nos descubrió que “el pueblo, el fuego y el agua no pueden ser domados nunca”. ¡Ni por Coca-Cola!


Mikel Agirregabiria Agirre. Getxo (Bizkaia)
http://www.mikelagirregabiria.tk

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