Miro al cielo.
El velo
de las nubes vaporosas
son formas caprichosas,
y en el suelo
unas migajas de pan.
Palomas que vienen y van
hacia el horizonte infinito.
Medito.
Hay una especie de afán
mientras yo reedito
esta forma de amar
a la mar…
y mi barca se hace grito
en medio del pleamar
bajo el sol reluciente
mientras la ondulada corriente
de la vida
que vibra aún más allá.
Quizá
son las verdades eternas
con las cuales se alterna
esta forma de navegar
soñando con la simiente
de palomas de alta mar.
La verdad es que las gentes
sólo buscan suspirar
alas de palomas latentes
en estas vidas ardientes
transformadas al caminar
en vuelos más bien valientes
y en las horas de los versos
están sembrando simientes
los gorriones de la vida.
Se hace la paz que convida
a vivir la Eternidad.
Es la Verdad
de las palomas aladas
que surcando las explanadas
huyen de la vanidad.
Y en los montes cercanos
anidan árboles ancianos
en la verde variedad
de ser solo meridianos
amaneceres de edad.