Amanece sin prisa.
Tranquila la chimenéa duerme sonriendo en sueños.
Lo de anoche le gustó.
Hablaban,
reían.
Brindaban las copas,
vibraban los cuerpos.
Si sus ojos se encontraban
callaban a la vez presos por el silencio
en una dulce locura.
Atraidos como imánes
ansiosos los labios buscaban piel.
El deseo quemaba más que el fuego.
Hasta el tiempo se paró
regalándoles un trocito de eternidad.
Se amaron por siempre,
para siempre.
Amanece despacio.
Abrazados y tranquilos duermen ellos también.
Besosssssss. Alaia
Momentos inolvidables para tí que nos regalas con tu poema.
Que siga amaneciendo despacio.
Besos para tí también.
Y amanece muy lindo en tu poema, Alaia. mil besotes.
Con una noche como la pasada el amanecer ha de ser inmenso.
Un beso
¡Qué noche la de aquel día!; con momentos así ¿quién tiene prisa por la amanecida?. Me ha encantado el poema.
Saludos
tu poema es hermoso, me encanta que uses “trocito”, ese que se pronuncia despacio, con todos los tiempos del mundo asi cmo se disfruta de tus versos, se agradece
Amanecer sin prisa, precioso amanecer.