Te contemplo leve y a escondidas
corazón encendido por las luces
y no te das cuenta de que observo
el presuroso silencio de tu pálpito.
Unido a mi secreto más interno
queda tu jardín henchido de poesía
y en la hiriente madrugada del invierno
un espacio azul se me convierte en vida.
Invito a los ensueños a que en mi puerto
embarquen el amor de todas tus esencias
y escondo entre suspiros de cristal
el lirio de tu canto desprendido.
Muy dentro de mi entra tu mirada
convertida en fuego de caliente calma
y en esta tormenta que son tus caricias
penetro hasta el fondo de tu sentimiento.
Hay silencios en la noche ardiente
y un crepitar de besos encendidos
sin final posible hasta que el alba
nos descubra a los dos enardecidos.
Todo tu cuerpo es ya amapola
de fuego aplicado por mi boca
y con el corazón líquido de aromas
tçu ya eres mi sueño hecho pasión.
Ya nada más hay que dejarse
llevar por la inercia del espíritu
y amarte, simplemente amarte,
hasta lo más hondo de tus ser.
Y así, en el oleaje de las noches,
ser barco movido por los vientos
y agitar el cuerpo de lo vivo
para ser dos en uno nada más.