Aparecí, de pronto, en el silencio de tus sueños rodeando el perímetro de tu cuerpo cuando la atmósfera de las ilusiones traspuso la frontera del deseo y se tranformó en viva realidad. Aparecí, de pronto, como un ladrón nocturno y te robé tus sueños para convertirlos en poemas de la madrugada. Aparecí, de pronto, e incendié tu cuerpo con las rojas llamaradas de mi corazón. Aparecí, de pronto, y en tu cuerpo me quedé durmiendo…