Sigo siendo aquel triste árbol
que arañaba el cielo en busca de agua,
que arañaba el suelo en busca de algo
que no fuera polvo y guijarros.
Abrazado al desierto y sin remedio
como única razón de existencia,
acostado y sin ningún miedo
de que nadie venga a salvarme.
Sigo haciendo fuerzas para florecer,
sigo filtrando el aire con mi tronco
más que seco, muerto de sed
y sin esperanzas de parir flores primaverales.
Estirado, deseando que la lluvia me toque
y arrastre el polvo de mi superficie,
que deje al sol despertar algún tallo joven
y me crea cuando le diga que viví en un oasis.
!Rico y profundo poema!. Tiene una gran cantidad de sentido anímico y está lleno de profundo razonamiento. Me gusta esa manera de enlazar desierto de existencia y oasis de vida: una dualidad que va surgiendo a medida que vas leyendo el poema. !Excelente!.
Gracias, porque le quiero mucho, porque escribe muy bien, porque es mi amigo, porque es uno de mis maestros vivos, porque es una gran persona, quise compartir un pedazo de él.