Somos todos hijos de la historia
engendrada en el inicio de las cosas
y a manera de paseos entre rosas
todos viajamos bajo el sol.
Somos todos como ese amor
que, capítulo a capítulo, se nos posa
en el hecho histórico que reposa
su trágica conciencia del furor.
Somos hijos del discurso
que abrió heridas en el curso
diario y rotundo del dolor.