Violista en penumbras de la vida
Así, el joven desgastado, por el angosto camino que había llevado acabo a lo largo de sus últimos días. Entró por el portal, bello libro de realidades soñadoras en mano y haciendo un esfuerzo por abrir otra puerta que se interponía entre él y su supuesto lecho de reposo, tendió la mochila y se despojó de su peso para sacar la llave y adentrarse en la penumbra de su hogar deshabitado, por la falta de sus padres, únicos ocupantes de la casa desde la partida de su hermana. Al entrar, no encendió la luz, como hubiera hecho cualquier persona, esperando que esta respondiese iluminando el camino que debería de recorrer, sino que la dejó apacible en su estado de oscuridad absoluta.