Los cinco dedos de la mano se pusieron a discutir sobre cuál de ellos sería capaz de tapar el sol. El dedo gordo fue el primero en afirmar que lo podría hacer sin problema, por su contextura precisamente. Pero el dedo del medio aclaró que, de cerca, el sol es más grande de lo que parece. Al escuchar eso, el dedo meñique decidió que ni siquiera lo intentaría. El anular, en cambio, estaba convencido de que lo podría hacer con un poco de esfuerzo. El índice no dijo nada, prefirió no contar que el secreto era tocar el hombro de la luna para que se despertara.