Los rostros adustos tropiezan lijeramente con mi sonrisa
Intentan en vano contagiar su miserable estado
Cansados de tanta desolación, solo esperan eso
Que devuelva con gesto laconico su invitación al dolor
Que afligidos entes deambulan por las calles
Que de no reir se olvidan hasta de saludar
Que bravura quiza alcoholica atormenta sus hogares
Que morbosamente demuestran placer por el desprecio
Por que eso esta de moda!
Pulso
Las mareas revueltas vuelven a golpear mi arrecife
Agrietando mi fortaleza, mi coraza, mi defensa
Suena fuertemente el choque del poderoso océano
Y cada piedra puesta se destruye
Desatando la inexplicable sensación de desconcierto
De miedo
Pulso
La repentina aparición, cae sorpresivamente sobre mi retina
Me desnuda salvajemente, reabre heridas, inmoviliza mi cuerpo
Ataduras de terciopelo resuelven detenerme
No se decir adios
La paulatina evidencia de mis temores me traicionan
Las manos incontrolables tiemblan
El palpito de una negra sensación me absorbe
Y vuelvo mi rostro a la conforme aceptación de lo No querido
No se decir adios
Las lagrimas ajenas me pueden
Desintegran toda señal de fortaleza moral
Y el caracter practicado se desploma
Por no querer ver el sollozo lastimero
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