Regálame un pase para entrar a tu recámara,
¡no!, más bien no me lo regales, ¡véndemelo!,
no, mejor no me lo vendas, ¡hagamos un cambio!,
yo te regalo una noche de amor en tu cama
y mil sellos de mis besos en tu cuerpo
con garantía de cien años.
Regálame una firma que me autorice
para abrir la puerta de tu cuarto
para ver todo lo que hay detrás
de esa ropa sensual que vistes;
No quiero ser el que lucha,
pero no puede alcanzar la meta
porque se atraviesan obstáculos en el camino;
mejor quiero ser el que alcanza la meta
con lucha y esfuerzo
a pesar de los obstáculos que se presenten;
no quiero pensar que algún día moriré,
mejor quiero pensar que por siempre viviré,
no quiero pensar que tendré que partir,
es mejor pensar que solo cambiaré de sitio,
Me falta un rayo de sol en mi ventana,
pero me sobra una ventana
para ver el sol completo;
quizás, me falte el aliento
para continuar por mi camino;
pero me sobran caminos
para poder elegir el más bueno;
me falta una canción para escuchar,
pero me sobran versos en mi corazón
para componer mil melodías;
Sin que nadie lo pudiese augurar,
allá por el mes de octubre,
cual aureola que a California cubre,
vino sin misiva a quemar
¡todo lo que pudo abarcar!;
y la lluvia que brilló por su ausencia;
¡ah, que ironía que su presencia
en tal necesidad faltase!;
como si la naturaleza mandase
una adelantada sentencia.
Dale un soplo de ánimo a tu existencia,
y verás que a tu futuro
le darás la forma que tú quieras;
mata con una canción tu tristeza,
para que escojas muy seguro
lo que para mañana deseas.
Añade un toque de misterio a tus sentidos,
para que alejes la maldad de este mundo
que por ti a veces espera en la esquina;
elige con calma los diversos caminos
para que te decidas solamente por uno:
por aquel que te conduzca a mejor vida.
Simples iniciales son mi nombre;
una simple coma son mis noches…
y una pequeña pausa en mi párrafo,
mi pasado, un párrafo borrado;
versos son mis pasatiempos,
mi pasatiempo son prosas
y sonetos de amor profundo…
prosa es mi caminar en sí…
son un soneto catorce días de mis años vividos…
mi ser, un verbo marcado por las horas;
las horas, una abreviatura de mi ser…
No vengas hacia mí todavía,
que no quiero abandonar esta vida;
porque quiero algunas cuentas rendir,
porque te voltearía la espalda a la salida
de mi existencia, antes de mi partir.
No vengas que así estoy bien,
no quiero tu visita pálida y aterradora,
ni ver tu sombra que quizá de puros huesos se dibuja;
porque no quisiera exprimir limones en tu sien
para que huyas a un millón de millas por hora
a buscarte un lugar entre brujas.
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