“No hay suspiro en el que deje de sonar tu nombre
ni pensamiento que discrepe de tu figura de mujer”,
son las plegarias de este pobre hombre
que te dejó marchar sin dejarte de querer.
…fue pura casualidad el encontrar tu camino,
fruto del azar que quiso averiguar,
si esta historia es hazaña del destino
o tal vez, que las cosas buenas llegan sin pensar.