Todavía no acaba de llover; un hombre arrastra su humanidad hasta la recepción.
-Buenos días Rosita, como sigue. Bien Doctor De Icazar, ya mejor.
-Y su niño como está.
-Bien grandote, ya esta en segundo de Kinder.
– Ah que bien, ese pequeño balín, antes era un chicharito. Y bien, ¿que pendientes me tiene?
-Ya vinieron a traerle los paquetes de Ativan, Diazepam y las cajas con barbitúricos, lo rosas. También le tengo los reportes de las pruebas con la del 37, y el anexo del diagnostico.
-Bien, bien.
De una puerta al fondo se aparece una figura embutida en el gabán y sombrero, aleteando el aire con sus palmas largas y de esquisitas formas. Es una combinación de sepulturero y profeta.