Blas es de los que, cuando llegó la hora de la verdad, traicionó a todas sus ideas. Partiendo de la HOAC llegó a CCOO mientras lloriqueaba porque las chicas no le hacían ni el menor de los casos. Se casó al final. Yo fui testigo. Pero en cuanto le dieron una categoría de Jefe de Cuarta División Regional demostró ser un lobo con piel de cordero: convirtiéndose en un despótico ser en contra de sus ex colegas de Comisiones y en contra de los trabajadores en general.
Ahora Blas quiere aceptar un combate de judo. !Déjamelo a mi! me pide Molpeceres. Es tuyo…
Un sólo Salto de la Montaña, seguido (tras el costalazo que se ha llevado Blas) de un estrangulamiento perfecto sobre el tatami sobra y basta para un Blas que, sale tan mareado, que choca contras las paredes de los vestuarios y baja las escaleras tan atropelladamente que está a punto de romperse la crisma.
Dedicado a B.P. y a B.O. de parte de Diesel (así matamos dos “pájaros” de un tiro).