En aquella casa sobraba una familia y debían de ser ellos ya que eran los últimos que habían llegado allí. Mientras vivía la abuela estaban todos en armonía, al no estar la matriarca la cosa ya no era igual; su tía estaba casada y con dos hijos, más cinco que eran ellos, siete, eran muchos niños juntos, así que sus padres se dispusieron a buscar un piso en alquiler. A los pocos días encontraron una buhardilla con vistas al mar y mucho sol,enseguida hicieron el cambio de domicilio, todos muy ilusionados fueron a su nueva casa. Al llegar allí los niños buscaban sus habitaciones para repartirse las camas, desilusión, solo había dos habitaciones y más bien pequeñas, un comedor salón, reducido también, una cocina y una letrina (el típico water de madera con un agujero en medio y el agua había que echarla a cubos), sus padres se aposentaron en la habitación más pequeña, al lado de ellos pusieron una camita pequeña para el hermano pequeño, su “ juguete “ya tenía 4 años, en la otra habitación sus dos hermanos _mayores y en una cama plegable ella con su otro hermano menor.
No se encontraba muy a gusto allí entre ellos pero no había nada más, al cabo de unos meses comprarían un sofá cama, lo colocarían en el comedor y allí dormiría ella con su “ muñeco “entonces si le fue mejor, estaba más ancha .
La casa de su amiga María le quedaba un poco más lejos, no mucho, eso no era impedimento para seguir yendo a ayudarla los domingos en las tareas para poder salir un rato.
Aquel año todas sus amigas empezaron a notar los cambios típicos de la edad, les crecían los pechos y sus cuerpos hacían el cambio a mujer y ella nada. Se miraba a fondo pero allí no cambiaba nada. No sabía a quién preguntar,en casa ni pensarlo, cada conversación sobre el tema que oía, ella ponía especial atención a ver si pescaba algo.
Un día en casa de su amiga María la madre de esta le preguntó:
-¿Niña ya tienes la regla?
-¿la regla?
– Si.. me la llevo al cole
– No, esa no, la que tienen todas las mujeres .
– Que sí, en casa la tengo.
La madre de Maria se dio cuenta de lo que pasaba y le dijo a la niña ,
– Maria tiene la regla, le dices a tu madre que te explique lo que es, entonces ya lo entenderás , esto no te lo puedo decir yo ha de ser tu madre.
Al llegar a su casa ni corta ni perezosa se fue a su madre y se lo soltó.
-Omá ¿Qué es la regla?
– Anda niña, no me vengas con tonterías y ponte a hacer faena, pues anda con lo que me sale esta ahora, no se te ocurra hablar mas de eso, esas cosas ni se nombran …. Hay que vé, hay que vé …bla bla y bla.
-Ya metí la pata otra vez -pensó la pobre niña.
3 comentarios sobre “Cachitos de una vida (23)”
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Pobre chiquilla jeje ¡Menuda madre! Weno pues como siempre genial ;D
Los sigo leyendo siempre con la misma ilusi´´on de siempre. Sí, Wersemei… estupendos relatos seriados. Adelante. Me gustan tus cachitos desde el principio hasta el final.
Tus relatos de me sumergen en la historia de una manera increible. Eres una gran escritora y lo demuestras día a día.
Conmovedor, muy conmovedor la vida de esa niña….
Un abrazo