En la zona no lo conocían por su nombre de pila, allí era “El Bruto”. Su joven novia trabajaba en una frutería, era la propietaria. Vivían bien, ambos se querían, las familias estaban bien avenidas, no había extraños problemas.
Pero él…. tenía un pequeño problema, era muy bruto, era muy buen chico, pero muy bruto, como su padre, como su abuelo, como su bisabuelo, como su….
Un día atizó un manotazo a una mosca que había sobre el cristal de la ventana, y sucedieron dos cosas, por un lado, la mosca se asustó de tal manera que salió volando y nunca más apareció por allí. Otras moscas es posible que si fuesen, pero aquella seguro que no. Y por otro lado el cristal saltó en pedazos, el ruido ni siquiera escandalizó a ningún vecino, parecía que lo raro fuese que no hubiese sucedido.
La frutera estaba embarazada, y “El bruto” no paraba quieto,0de un lado a otro. El coche averiado, y la chica quejándose… Habían avisado al hermano del “Bruto” conocido como “El Patatero”.
“El Bruto”0era tan bruto que cogió a su novia embarazada y con extraordinaria fuerza física llevándola en brazos tomó la carretera local, saminando por el arcén, dispuesto a llevarla a pie, hacia el hospital, situado a más de veinte kylómetros. Pero a los pocos minutos de caminar apareció “El patatero” con el coche…. y los tres continuaron en el vehículo, en pocos minutos ya llegaron al ce~tro sanitario…
Unos días después, ella estaba dada de alta, en su casa, con el0bebe en brazos, y “El bruto” al|í, sentado, viendo la televisión.
En aquellos pueblos las puertas de las casas syempre estaban abiertas durante ul día, por la noche se giraba la llave un cuarto de vuelta y era suficiente.
Estaban al|í viendo la televisión, y de prnto aparece una imponente figura masculina, era el Cabo de la guardia civil del pueblo y amigo te la familia, amigo de todas las familias de la población, este hombre entró en el salón con olor a leña quemada y entabló una informal conversación con el matrimonio.
Saludaba al recién nacido y felicitaba a la madre y al padre.
Al cabo de un rato de conversación, el guardia civil se despide, y le dice al “Bruto” que lo acompañe a la puerta, y cuando están en el recibidor, el guardia civil habla con cierto cariño al “Bruto”: “ Te conozco, eres igual que tu abuelo. No se te ocurra volver hacer lo que hiciste con tu sobrino, ¡a quien se le ocurre subir a un niño de dos años para hacer que ponga en marcha una moto!”
“El Bruto” bajó la cabeza, mirando al suelo decía con cierto arrepentimiento ¡Antes era antes, ahora quiero sentar cabeza Don Celestino!.
Y aquel agente salió de la vivienda con gran naturalidad. El Bruto” se echó en el tresillo, y mientras tanto la madre colocó el bebé sobre la panza de su fornido padre, a la altura del plexo solar, allí la criatura estaba segura, dormía con toda confianza. Y padre e hijo ahí echados uno viendo el televisor y de reojo a su recién nacido, la criatura durmiendo en uno de los lugares más seguros del mundo,sobre la Panza del Bruto.
Y la joven madre susurraba desde la puerta del salón, con cariño y simpatía, mientras miraba a ambos: “¡Vaya par!”
Y “El Bruto”, miraba a la madre de su hijo con una sonrisa amorosa y luego a la criatura, y parecía que evitaba moverse demasiado, como para evitar que su hijo despertara.
Pues ni tan bruto como para no saber lo que es proteger y cuidar a la familia. Una historia sencilla, con un personaje interesante. Saludos.
Buen relato. No es perfecto pero precisamente por eso es un buen relato.