Patuchas es un viejo amigo, pero Patuchas está herrado con h de herradura. En el interín de este baile sigiloso llamado mundo de las amistades hasta el más avispado de los pianistas se equivoca, alguna vez, de partituras. A partir de eso, podemos entender que una cosa es danzar alrededor de las chicas y otra es enchiquerarse con amigos licenciosos (y también ya licenciados). Hablemos en voz baja para que se nos oiga mejor…
Para ilustrar este “poema” de amistades leales o amistades de conveniencia es necesario primariamente (no olvidemos que de primos está el mundo lleno) observar los documentos de todo aquel que se acerca… porque podría ser que en cuestiones de píldoras las doradas sean las más inquietantes. Cuando te doran la píldora, querido Patu, mala cosa es. Traicionaste a tu verdadero amigo y ya sabes que el que aviesa no es traedor sino liador de salvoconductos de desgracias.
Es la voz de quien se acerca la que le confiere validez o nulidad. Supongamos que un grupo de casados se te acercan y te hacen el “rondito” (ronda tú ronda yo y ya sabes lo demás). Entonces terminas enrollándote con “prostis” de cualquier lupanar. Está más claro que la leche aguada que eso tiene muy mal aspecto y peor final. Lo que sucede, querido Patu, es que hay que tener suficiente olfato para oler a los zorros. Aclarando que es gerundio: un grupo de casados que te invitan a ti (solterón de mucho porte y baja estatura y a la autoestima me estoy refiriendo) a corretear madrugadas fuera de sus madrigueras (a los zorros me dirijo) es que no se comen ni una rosca fuera de casa y en sus casas están bastante adornados (o sea que pintan menos que un bolígrafo chupado).
El Sabio de Hortaleza (no confundas con los listillos de las hortalizas de los que tanto gustas acompañarte) es, sin embargo, un gran amigo mío y sabes muy bien a lo que me refiero. Pues bien, este Sabio dice que los embajadores de la noche que enrollan a los pardillos estudiantes sin licenciatura (como es tu caso sin intención de ofender) suelen ser los vanguardistas de la estafa (y tú, querido Patu, debes reconocer que sabes muy poco de arte). Ahora medita este segundo consejo: ¿puede un hombre con mujer “fetén” cambiarla por “brújulas con bigote”? (no olvides que no es lo mismo brujita que brujulón como tampoco es lo mismo angelito que angelote). Y es que los “angelotes” son más traicioneros que el mismísimo Judas Iscariote. ¿Entiendes por donde van los tiros o nos vamos a la Cuesta de las Perdices y te lo explico mejor?.
Tercer asalto. Las sorpresas nunca vienen solas. Si te has bañado en champán con cócteles triples es que te han vuelto a engañar (te dije que no te rodeases de jefes de ínfima categoría pero tú eres mas cerrado que las puertas de metro a las tres de la madrugada). Piensa que una chavala, cuando está como un tren (pongamos por ejemplo las del Vorem) no toma cócteles con triples sino que los toma con sencillos. No. No es el Día de los Santos Inocentes. Estamos a 11 de septiembre de 2004. ¿Entiendes ahora o es necesario explicártelo más porque mejor es imposible?. Que cuando alguien dice “que me quiten lo bailao” es que ya no puede bailar más y como no tiene posibilidades de seguir bailando te mezclan con ellos para que tú te extravíes también.
No volverás a ser joven por el camino que has tomado (que quien mucho toma termina como la carcoma). Y por eso es necesario que aceptes este mi último consejo. Quien traiciona al verdadero amigo se queda con un palmo de narices. Que las camas vacías, en invierno, son como los sepulcros marmóreos. !Vaya frío que puedes pasar Patuchas!. Y para que no me olvides ahí va mi última andanada: en mayo ya sabes lo que es “aguayo”, “tarodo” es un tarado sin rabito en la segunda a, un “chuchi” es un peluchi pero nunca un peluche y los “quiques” nenoazis cantan menos que los “gallos pelaos”. A Dios, Patuchas, a Dios tienes que agradecerle el hecho de que me acuerde de ti. Adiós.