Tres veces chilló el gallo, antes del amanecer, para recordarle a Pedro su triple negación como discípulo de Jesucristo… y desde entonces todas las mañanas chilla el gallo, tres veces tres, para recordarnos, a nosotros, los humanos sumidos en el sueño del Dios Consumo, que no debemos consumirnos en la atonía de los conformismos y que, siempre, todas las mañanas, debemos hacer un acto de reflexión para saber en verdad quiénes somos y qué es lo que queremos saber…