Con el enebro en medio

El asiduo cazador apuntalaba la escopeta y la apuntaba con excesiva fotogenia hacia el venado que levantaba su vista hacia el firmamento; bajo un cielo que emitía fulgores como único recurso para desarrollar la incompatibilidad existente entre la vida y la muerte.

El asiduo cazador sentía la necesidad de ser perseguidor implacable para romper la barrera de los sentidos.

En medio de cazador y venado un viejo enebro se retorcía de ansiedad y angustia. Ya todo dependía, única y exclusivamente, de que el asiduo cazador apretase o no apretase el gatillo.

2 comentarios sobre “Con el enebro en medio”

  1. Hola amigo:
    Comprendo que el viejo enebro se retorciera
    de dolor y angustia ya que no es para menos
    ante la muerte inminente de un ser vivo.
    Particularmente a mi no me gusta la caza y de echo
    en tiempos de mi niñez cuando mataban al cerdo desaparecía
    para no ver el sufrimiento del pobre animal.
    Un abrazo amigo, Alborjense

Deja una respuesta