Aquellos bacanales de odio y venganza
que sedujeron al hombre cual oscuro engaño,
maquinado por un concilio de sombras,
que ven sus obras reflejadas en el cristal del tiempo,
narrando sus memorias en las paginas más atroces de la historia
asesinando y violando en nombre de Dios y su gloria.
Hoguera donde ardieron la inocencia y las ideologías,
como castigo y sanción al temible pecado de la herejía
sentenciado por eruditos de la cristiandad,
y ejecutado por la violenta cruzada de la fe y su manto inquisidor.
Violencia que no habría de completar su misión
hasta plasmar con muerte la transición hacia una sola religión,
comandados por el Dios de la esperanza y la bondad
sembrando a su paso desesperanza y maldad
vertiendo sangre pagana en el Santo Grial.
Credo reformador, inspirado en un carpintero de Nazareth
que predicaba el amor por los demás y su versión de la verdad,
convertida en una abarrotería donde se trafican indulgencias
por toda la humanidad.