Un ratón hubo que me invitó a su casa, la puerta era pequeña, no pude pasar por más que quise, imposible entrar.
Esperé fuera él me dijo, a la espera me quedé, esperé junto al gato de la casa, al acecho el felino mirando, vigilante paciente esperando al ratón que me acababa de invitar a su casa, pero no pude pasar por la pequeña puerta.
El gato ahí fuera medio escondido esperando también al acecho estando, medio mostrándose medio dejándose ver.
En otra ocasión será pensé, veremos si se podrá que el ratón me vuelva a invitar y poder pasar, y no tener que quedarme cerca de la puerta a esperar ante la pequeña puerta para entrar. Sabiendo que el gato de la casa también querría acompañar, en lugar de irse a otro lugar a esperar.
Un comentario sobre “Cuento”
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Bien, Volskiervers… aunque a la hora de la verdad ser amigo de los ratones supone tener que combatir a los gatos o, viceversa, ser amigo de los gatos supone tener que combatir a los ratones. La decisión corresponde tomarla cada ser humano consigo mismo. Quizás algunos crean que existe una solución intermedia. Pero la solución intermedia no existe. O somos amigos de los ratones o somos amigos de los gatos pero no podemos quedarnos ante la puerta siempre esperando. Alguna vez o somos o no somos. Y no digo que los ratones sean buenos y los gatos sean malos o que los ratones sean malos y los gatos sean buenos; porque cada uno sabe muy bien lo que es. Tu micro cuento es bueno porque nos enseña una moraleja: “el ratón y el gato son dos personajes de nuestra realidad”.