6 de diciembre de 2005: Fiesta de color. Esta tarde, en el reloj de arena de mis sentimientos ha quedado enraizado un color de miel que me rodea con su espuma de mar y de tiernas raíces… y en este eco pausado del tiempo me veo fundamentalmente enlazado en el beso de la barcarola. Es muy importante percibir este sueño todo universo y, en presencia de las lúdicas imágenes del paisaje, hacer un ejercicio de reflexión para convertirse lentamente en mandrágora. En otras palabras, experimentar la mistérica magia de sentirse algo así como un proceso que va más allá de las propias palabras. ¿Qué morirá cuando me haya ido de esta tarde?. Quisiera que muriera todo lo doliente y sólo quedara la latente sensación de haber estado presente.