Este año se celebra el 200 aniversario del nacimiento de Charles Darwin en Shrewsbury (Inglaterra) y el 150 aniversario del nacimiento de la Biología moderna. Darwin es, ante todo, un personaje extraordinario. Podemos admirarle desde que con sólo 22 años de edad se embarcó en un viaje hacia el Canal de Beagle, estrecho de América del Sur que une el Atlántico y el Pacífico.

Este estrecho está situado en la región austral del continente entre Tierra del Fuego por el norte y las islas Gordon, Hoste, Navarino, Picton y Nueva por el sur.

Desde allí recorrió todo el mundo dedicándose a recoger todo tipo de bischos y plantas para estudiarlos. Después no viajó más sino que se dedicó a estudiar en su casa. Terminó la vida de un gran aventurero y empezó la de un gran científico que estableció uno de los paradigmas más importantes: la evolución de los seres incluídos los humanos.

Memorizando sus observaciones sobre la variedad de las especies, creó la doctrina evolucionista denominada, desde entonces, darwinismo por su obra “El origen de las especies por medio de la selección natural” (de 1859).

La teoría biológica formulada por Charles Darwin en su obra habla de la evolución de los seres vivos y que se produce por la lucha por la vida y la selección natural. Estemos o no estemos de acuerdo, Charles Darwin fue un sabio valiente.