Aquello que se decía de que en Sevilla nadie sabía nada del Torero de Plata era falso. De su vida privada no se sabía nada, excepto algunos chismorrers y cotilleos productos de la envidia, que eran todos falsos… pero de su vida pública sí había alguien que sabía algo… por ejemplo, aunque muy poco, un tal conocido como “Nandito El Merenguito” que estaba sentado, para mejor ocultarse, en los tendidos de la sombra, junto a la Señorita Mora.
– Yo creo que es él. No puede ser cierto lo que veo. Parece un milagro. Pero esa mirada que tiene no la puedo olvidar aunque me empeño en hacerlo. Esa mirada tranquila y bohemia es la de él.
– ¿A cuál de los dos toreros te estás refiriendo, “Nandito”?.
– Al Torero de Plata por supuesto. La mirada del Torero de Oro ya es muy conocida; es la mirada dura y sin sentimientos del castigador de mujeres, pero esa mirada serena, esa mirada noble, esa mirada tranquila y bohemia del Torero de Plata…
– !Mucho me parece a mí que te fijas tú en las miradas de los toreros, “Nandito El Merenguito”!… no serás que tú… ya me entiendes…
– No… no… yo no… bueno si… ¿pero qué estoy diciendo?… si y no a la vez… me estoy haciendo un lío…
– Pues ya eres bastante mayorcito para saber quién eres, qué eres y que quieres ser cuando seas un poco más mayor, “Nandito”.
– !Yo sólo quiero que el toro le mate!.
– ¿A eso cómo se llama, “Nandito El Merenguito”.
– Sí. Le tengo envidia porque era mejor que yo en todo: en el deporte, en el trabajo y en los estudios.
– ¿Y de verdad que en nada más?. ¿Qué me dices de las mujeres?.
– No… de eso prefiero no hablar…
– Pues o hablas o pronto va a saber todo Sevilla, incluida tu señora esposa, de que has estado conmigo…
– No… Por favor… que no se entere Ana Belén…
– ¿Pero que estás deciendo?. ¿Tú deliras acaso?. !Anda, bájate ya de las nubes!. ¿Que no sabes que Ana Belén es la esposa fiel de Víctor Manuel y no pertenece a tus filas?. !Deja ya de decir tonterías y cuéntame la verdad!.
– Bien. Pero… ¿no se lo dirás a nadie?.
– Eso sólo depende de ti…
– Está bien. Era el mejor de todos con las mujeres. Y eso que no iba de conquistador ni de castigador con ellas. Sólo que era el mejor. Mil veces mejor que “Fonsito El Machotote”, “Joseluisín El Magrón” y yo juntos. Por eso le traicionábamos siempre; amparados siempre detrás del poder de “Joseluisín El Magrón”.
– ¿Y a eso cómo se le llama?.
– Reconozco que cobardía… pero lo que más odiábamos era su manera de reaccionar. No sólo no decía nada aunque sabía que le teníamos envidia y odio… sino que seguía con su mirada noble, limpia y sonriendo… sobre todo con esa amistosa mirada bohemia que nos dejaba totalmente desconcertados a nosotros tres y a otros muchos como nosotros tres. De eso hace ya muchos años.
– No puede ser… porque si de eso hace ya muchos años cómo puede parecer tan joven cuando ya tú ya vas para carcamal.
– Por eso es por lo que digo que deseo que le mate el toro.
– ¿Por eso solamente o por algo más?.
– No… Por nada más…
– !Mientes “Nandito El Merenguito”!. !Estás mintiendo como un cobarde!. A las mujeres en ciertas cosas los hombres, o los que os hacéis los hombres, no nos podéis engañar. !Hay otra cosa más importante todavía por la que quieres que le mate el toro y o me lo cuentas o se entera toda Sevilla!.
– No… por favor… te lo cuento…
– ¿Qué es?.
– Celos.
– Así que eso es lo que ocultas escondiéndote en los tendidos de sombra ¿verdad?. Y deduzco que si le tienes celos es porque hay una mujer por medio.
– No… no… no es eso…
– !Sigues mintiendo como un bellaco “Nandito El Merenguito!. !Sigues mintiendo como un bellaco!. !Venga! !A largar con el cuento o lo largo yo por toda Sevilla!.
– Pero que no se entere mi esposa… ¿por favor?…
– Eso sólo depende de ti te vuelvo a repetir.
– Sí. !Hay una mujer!. !Es la chavala más preciosa del mundo!.
– ¿Y tú crees que ha venido a torear a Sevilla sólo para vengarse de ti?. Por favor. No me seas niñato que ya lo eres bastante. Tanto tú, como “Fonsito El Machotote” y “Joseluisín El Magrón” le importais menos que un pepino en vinagreta. Yo también conozco algo del Torero de Plata.
– !Cuenta. !Cuenta!.
– !Amos anda!. ¿Tú te has creído que yo soy una chismosa como tú, madio carcamal?. Yo sólo te puedo afirmar que no os tiene en cuenta y que sólo ha venido porque el Torero de Oro le ha lanzado un reto.
– No… no… no… viene a por mí… y me da miedo…
– Además de fantasioso y mentiroso eres cobarde y traidor. !Te vuelvo a repetir que tú no le importas en absoluto!. !Sólo viene a La Maestranza de Sevilla porque el Torero de Oro le ha lanzado un reto!. ¿Te enteras payaso sin gracia?.
– Por eso quiero que le mate el toro…