Con el cuerpo en estado de hibernación, los sabios de la posmodernidad filosofan intentando aprenderlo todo, así, de golpe, de un tirón… especulando con el conocimiento de todos los llamados sabios filósofos de la Tierra anteriores a ellos: desde aquel humano que se quedaba meditabundo mientras afilaba el sílex o ensimismado mientras contemplaba la lluvia caer, hasta los últimos pensadores que se han introducido en los agujeros negros del Universo…
Pero mientras los sabios filósofos de la posmodernidad hibernan esperando conocerlo todo dentro de varios billones de años terrestres, nosotros los de acá, los de a pie, los de las orillas del saber, seguimos aprendiendo más y más de las nadas donde nadamos/nadeamos en nuestro anónimo descubrir diario, para buscar cada día un poco más y más del sustento alimentador de la inconsistencia globalizadora del todo y la globalizadora inconsistencia de las nadas.
Dicen que hay que refundamentar toda la filosofía para llegar a la conclusión de que todo marcha hacia el abismo final, el de la oclusión determinativa, y que es allí, al otro lado de ese abismo, donde encontraremos la verdadera respuesta, la absoluta certeza de todo el conocimiento. Mientras tanto… !qué finito es nuestro vivir en este primario mundo y qué absurdo es que los sabios filósofos de la posmodernidad, los que se ciñen el oropel del conocimiento oficialista y oficial, intenten hacernos llegar la absoluta certeza de ese conocimiento cuando, dentro de billones de años, ya nadie esté aquí para escucharles!.