Quito, 10 de enero de 2005
“Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la Tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas, desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la Tierrra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria. Cuandoe stas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca. También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca. Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. De cierto os digo, que nompasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”…
(Lucas, 21. 25-33)
!Ay, Sultán, Sultán!, Esta noche he paseado contigo, te he acariciado la cabeza y el lomo, y me has mirado comprendiendo y comprensivo compañero!. !Y pensar que hay humanos que tienen ojos y no ven, que tienen oídos y no escuchan, que tienen boca y n hablan!…
Levanto la vista al Cielo. La noche está fresca. Y una estrella fugaz cruza por el Universo.