Ankara, 7 de octubre de 2005: La persecución cultural
!Shawarma!!Shawarma!. Sensorial paisaje de influorescencias sutiles. Diararab es una sala de fiestas para turistas. Es elegante. Envuelta en una luz impermeable. En el ambiente hay un aroma de pachulí, esa platna de las labiadas de la que, además de su perfume, se extrae un aceite esencial en toda Asia y Oceanía. Nos ha costado sus buenas liras turcas pero la cena ha estado muy bien servida; en base a carnero con sésamo (ajonjolí), galletas y unos dátiles azucarados muy nutritivos. Todo acompañado de champán…
Después ha surgido el espectáculo: baile con cimitarras, guegos malabares, tocadores y cantantes a la guitarra y, al final, un excelente grupo de bailarinas con sus clásicos movimientos sensuales. Me acompaña un cóctel de vodka, pero sólo uno porque soy muy poco bebedor de alcoholes. Entre las bailarina hay una que se parece extraordinariamente a Isabel, una chica del barrio de Las Ventas de la que estuve un tiempo tontamente enamorado cuando yo era sólo un chiquillo y mucho antes de conocer a Liliana. Liliana… ¿que estás haciendo ahora?, ¿qué estarán haciendo las niñas?. Siento deseos de volver ya a casa con este pesado corazóndel que habló un día el amigo voremista Alberto (“todo pasa despacio y tarda mucho en salir, todo es difícil de ignorar, todo es una generosidad selectiva que te llena de responsabilidad y orgullo”)…
Dos horas después hemos decidido regresar al hotel para descansar. Mañana tendremos un larguísimo viaje hasta Diyarbakir donde nos reuniremos con los amigos kurdos de Salat. y ya en la cama, arropado con las cálidas telas de mohair, abro el diario…
Debido a las persecuciones de Ataturk, hubo un levantamiento muy serio en Kotchgiri (que logró inicialmente su independencia), pero este levantamiento quedó aislado evitándose así que el resto del Kurdistán hiciera lo mismo. Y fue vencido por las tropas kemalistas en 1921.
Los kemalistas buscaron entonces eliminar estos brotes de las minorías étnicas por medio de la asimilación total (una especie de genocidio cultural de las minorías que tuviesen religión cristiana o islámica). Se desarrolló, de esta manera, en Turquía, una política de asimilación de los idiomas, las culturas, las tradiciones, las costumbres… para destruir todo lo que no fuese turco y surgieron frases y sloganes políticos como “Un turco equivale al mundo” o “Cuán feliz es quien se dice turco”.
Me levanto y me asomo a la ventana antes de ir a dormir. Las estrellas lucen en el cielo de ésta mi última noche en Ankara. Me da vueltas la memoria contemplando la luna. Por una extraña ilación de ideas me recuerda a la Isla de la Luna, que está en Bolivia, en el lago Titicaca, con sus enigmáticos restos arqueológicos incaicos. Enigmas de la luna. Hecho en falta los abrazos y los besos de Liliana a la que rememoro escuchando ambos a Bob Dylan (el contestario Robert Zimmerman) y hablando de ese otro Zimmerman, Bernd Zimmerman, el famoso compositor alemán de “Réquiem por un joven poeta”. Vuelvo a admirar esta bella luna turca y ahora me acuerdo del libro “Lunario sentimental”, el de la agitada escritura del argentino Leopoldo Lugones que le sirvió de transición entre el Modernismo y el Vanguardismo con sus versos, de temario cotidiano e irónico, escritos en un estilo de extremada pirotecnia verbal y lleno de metáforas inesperadas. !O tempora! !O mores! como dijo cicerón en sus Catalinarias. ¿Por qué estaré siempre soñando con las lunas?…