Kayseri, 8 de octubre de 2005: Inonu
Ya hay bajas en el grupo. Antes de salir hacia Diyarbakir hay dos compañeros que nos abandonan. Uno es por voluntad propia. El otro por cuestión imprevista. No hubo mucha empatía entre Pierre y Salat. El francés no estaba de acuerdo con muchas de las indicaciones del kurdo. Hay algo muy importante o serio en lo que sus puntos de vista eran diametralmente opuestos. Ninguno de los dos lo ha querido explicar. Respetamos su silencio. Pierre decide, voluntariamente, no seguir el viaje. El otro, mi gran amigo Alexander, no puede continuar porque sus molestias físicas se han agravado. Nadie desea que le suceda algo irremediable. Pierre ha invitado al holandés a que regresen juntos a Francia y le ofrece trabajar con él. Yo sé que el anhelo actual de Alex es afincarse en Francia, pero no para seguir en el periodismo. Está muy cansado mi viejo amigo. Desea cambiar de vida y montar un restaurante de comida holandes en alguna zona turística dle norte de Francia. El piensa en Estrasburgo, Metz o Nancy… pero no en el Paría de Pierre.
Reynaldo, Fausto y yo le hemos dicho a Salat que queremos seguir hasta el final. Y salimos hacia Kirikkale, en donde tenemos previsto desayunar. Kirikkale está muy cerca de Hatussa, un yacimiento arqueológico de Capadocia que fue la capital de los hititas y donde se encontraron numerosas tablillas de arcilla escritas con la literatura más antigua de la Humanidad. !Cómo recuerdo ahora mis clases en las aulas del colegio El Sauce de Cumbayá, cuando explicaba entusiasticamente a mis alumnos el contenido de La Leyenda de Gilgamésh!. Maneja ahora el auto Salat y yo, como siempre, voy de copiloto. Anoto en el diario…
1923: Ataturk nombra como primer ministro de Turquía a su amigo y colaborador Mustafá Ismet, más conocido como Inonu. Ismet Inonu declara solemnemente: “Solamente los turcos en esta nación pueden tener derecho. Nadie más tiene ningún derecho”. A los kurdos sólo les queda ser sirvientes y esclavos. Como esto es insostenible, en 1925 estalla una insurrección general de los kurdos que dura 2 meses. Al final sus líderes son ahorcados públicamente en Diyarbakir. Como resultado final, cientos de poblados arrasados, miles de hombres, mujeres y niños, masacrados y cientos de miles de kurdos expulsados hacia el occidente de Turquía (casi todos murieron congelados en el durísimo invierno de las montañas del Taurus).
Llegamos pronto a Kirikkale sin más sobresaltos que el de un momento muy intenso cuando estamos a puntos de estrellarnos contra un camión cargado de materiales de construcción. En el último instante, un volantazo hacia la derecha, nos salva de la catástrofe. Seguimos, después, lanzados hacia adelante. Pasamos por Yerkoy y tomamos una carretera comarcal en pésimo estado. Ya no deseo seguir escribiendo y me concentro en el paisaje. Abriré de nuevo mi cuaderno de notas cuando lleguemo, para almorzar, a Kayseri.
La radio está emitiendo una entrevista con el escritor turco Kemal Sadt Gokzeli. Hablan de la libertad de expresión. Entrevistador y entrevistado están totalmente de acuerdo en una férrea censura porque es necesario controlar dicha expresión (me recuerda a Manuel Fraga cuando era Ministro de Información en el gobierno franquista). Y me quedo casi dormido contemplando un largo rebaño de ovejas. Salat me explica que la domesticación de cabras y ovejas surgió, por primera vez, en estas tierras de Oriente Próximo hace 9.000 años y que hay, en esta región del este de Anatolia, mucho comercio de obsidiana, malaquita y hematita. Yo sabía que la obsidiana es roca volcánica vitrea y que la malaquita es carbonato natural de cobre, pero no había oido nunca hablar de la hematita. Resulta que es un mineral de hierro y sirvió de base para la industria de armas en la Antiguedad (en plena Edad del Hierro). Como el hierro comienza a ponerse la atmósfera por donde transitamos…