Poema de Alberti (que también se llamaba Rafael) después de pensarlo mucho.

“Apareció mi alma como la corola
de un lirio. Ella sabía cantar desnuda y sola.
Sola, como en el agua, o el viento. Ligera,
transparente, sutil, maravillosa. Era
como una divina flor de luz, o un divino
pájaro que en el aire acaba de nacer.
No sabía ni oír, ni ver, ni comprender,
y aún no sabía adónde iba,
ni lo que era materia aquí abajo, ni arriba…”.

Mi poema (sin pensarlo nada que en brevísimos minutos)

Roja tu voz en el creciente nido
en mi alma plantó todo lo vivido
en este mundo de soñar despierto
donde tu amor creció siendo tan cierto
que la luz de tus ojos arrasó mi alma.
No dudé jamás en tomarte presta
y asida a mí, tan viril apuesta,
que el mundo volvió en un segundo
y me convirtió, por tu amor, en vagamundo.

!Y ahí va otro sin apenas pensarlo!.

Duerme. Duerme tu dulce anhelo
en esta cama debajo del cielo
estrellado de mil dulces miradas.
Todas ellas, allá arriba, estrelladas
en un concierto con la luna circundante.
Despierta. Despierta en cualquier momento
que yo soy el que jamás te miento
cuando de amor te hablo en la cercanía
de esta pasión que es el alma mía.

(Vaya tontería eso de “al timón de la poesía, Rafael, al timón de la poesía”. Vaya tontería y que Dios me perdone por decirlo).