Eso es lo que nos estamos explicando quienes vemos todos los días fetos humanos tirados en los cubos de la basura. Eso precisamente es lo que me pregunto constantemente yo. Y me desvela el sueño pensar en estos tremendos genocidios. Los genocidios más brutales cometidos por los seres humanos.
¿Dónde andará la vida?. ¿En qué cubo de basura un inicio de ser humano, hembra o varón, está siendo devorado por un gato negro de la noche?. Me duele el alma pensar en ello.
Y me levanto. Ando de un lado a otro de la casa preguntándome… preguntándome… y no consigo saber por qué una hembra humana o un varón humano han perdido la vida por las pinzas cobardes y ruines de unos doctores que, sabiendo que son criminales genocidas de la vida, no tienen ninguna clase de crepúsculos en perseguir sin compasión al inofensivo feto que se defiende con el único arma que dispone: la huida, el cobijarse en el fondo más oculto del vientre de su mamá.
Pero las tenazas tienen mandíbulas de acero y el feto solo es un bebé. Y las tenazas de acero, manejadas por el criminal y asesino genocida que se está llenando sus bolsillos de oro en forma de billetes y monedas, alcanzan al feto-bebé y lo van ahogando lentamente… lentamente… y destrozando su cuerpo y torturando su cerebro hasta los límites más inimaginables. Y al feto hembra o varón se le destruye completamente… sin compasión humana alguna.
Al final el gato negro de la noche se come el feto y se relame. !Mañana habrá otro feto humano, bebé hembra o varón, en algún cubo de basura para seguir el FESTIN DE LOS INOCENTES…!.
¿Por qué me vendrá ahora a la memoria la novela (hecha también película) titulada “Los Santos Inocentes” del escritor vallisoletano Miguel Delibes?.
!Ver para morir!.