Una bandada caliente de nubes melancólicas viajan hacia el oriente y van inflamando esta hora de mi existencia. Hora roja sobre la yerbecilla verde crecida junto a la barandilla perenne donde las sombras quieren llenarse de luz. En el rosado poniente laten los pájaros. Hay una vida que recuerda pensamientos y el alma canta como grillo sobre los trigales de la pradera.
Desnuda está la primavera con su cuerpo hecho de agua y viento. La seda blanda de los algodoneros envuelven la carne de la música loca. Y bailan todos los frutos en las ramas frescas mientras las mariposas hacen bromas con sus serenas sonoridades de mata en mata, de rama en rama, de flor en flor…
Amor del campo azulado y lleno de mirlos. Mi frente pensativa se llena de tu eternidad en esta mañana de pájaros y romeros (también de tilos y tomillos) con la alegría de sentir los rumores del viento haciendo balancearse a las ramas donde se mecen los renaceres.
Nadie puede pintar un cuadro con tan bellas palabras como tú, Diesel
Sigue deleitándonos en esta isla con tus textos.