Duele el silencio de tus versos
y hasta las tildes sobre las í duelen.
Duele que te nombre entre mis sueños
y hasta oír decir tu nombre, duele.
Duele que te hable y no digas nada
y hasta el silencio infernal, duele.
Duele que te llame y no me escuches
y aunque me escuches no vengas, duele.
Duele el vacío de tu cuerpo en esta cama
y hasta el espacio a mi vera, duele.
Duele el recuerdo de tus besos
y hasta el olor de tu perfume, duele.
Duele tu ausencia en esta habitación
y hasta tu ropa colgada en la percha, duele.
Duele saber que ya no estás con nosotros
y hasta tu mirada prendida en la pared, duele.