22 de mayo de 2009. Nueva luz en la recámara del sol. Nuevas horas por vivir en medio de las composturas de este mundo arremolinado de las emociones. Salgo con Wendy a la mañana clara. Se nos está agotando mayo y llegará pronto el verano con sus calores y sus colores de bikinis… y ahora, en estos momentos en que Wendy juega con su pelota, los niños están entrando al colegio. Recuerdos del ayer cuando yo corría por el patio escolar, siempre urdiendo un nuevo juego por nacer. Pero crecemos. Y el Baile del Nuevo Día nos alegra los minutos del pensamiento. Wendy acaba de encontrar un nuevo hueco en el pleamar de su existencia. Ella es ajena a las preocupaciones sociales. Abro el periódico y leo… leo las distancias que existen entre la risa y el llanto. Es el Baile del Nuevo Día. En algún lugar muy cercano se está emitidiendo el vals del Danubio Azul. Hay que bailar una vez más. Y el mundo gira en su eje para transformar la clara mañana en un azul temprano.