Ella apretaba con fuerza, contra su pecho, la carpeta de su “curriculum” como si fuera un tesoro. Estaba convencida de que iba a ser posible que la contrataran como modelo publicitaria ya que su aspecto físico era tan espectacular que, nada más verla, al entrevistador de turno se le caerían sus gruesos lentes al suelo, se le pondrían los ojos como de gamo enamorado y le daría, rápidamente, la valoración más alta de puntos necesarios para situarla en el puesto número uno de las elegidas. Por eso caminaba por la calle Arapiles de Madrid con paso ligero, a veces sorprendida por algún piropo que le lanzaba alguno de esos desesperados de la vida con los que tanto se había encontrado en sus andares, y siguió su camino poniendo la carita de niña feliz.
Felicidad. Su rostro era la máxima expresión de la felicidad cuando entró en la cafetería “Pepe Botella” de la calle San Andrés, número 12, para pedir un té con leche y así serenar sus ánimos antes de la concertada entrevista con el funcionario miope de los anteojos de cristales gruesos. En cuanto entró en el local se encontró de frente con él.
– ¿Cómo tú por aquí? -le preguntó inesperadamente.
Él se quedó admirándola.
– ¿Te conozco de algo?.
– María Teresa. Me llamo María Teresa y tú me conocías como Mayte.
– ¡Andá!. ¡Zambomba!. ¡Claro que me acuerdo de ti!. ¿Y qué te trae por estos pagos?.
– Eso espero precisamente. Que me paguen un sueldo elevado.
– Ya sabía yo que algún día te encontrarías feliz y contenta.
– Lo soy, Ricardo, lo soy. ¿Te acuerdas cuando te llamaba “Corazón de León”?.
– ¡Claro que sí!. Porque sabías que yo soy seguidor acérrimo del Athletic Club de Bilbao.
– No empieces con lo del fútbol. No era por eso y tú también lo sabes.
– Pues no me acuerdo de haberte hecho ningún favor y no pienses mal por favor.
– Te llamaba “Corazón de León” porque tenías un corazón valiente para hacernos sonreír a las chavalas que estábamos deprimidas por culpa de Zapata. ¿Recuerdas a Emiliano Zapata?.
– ¿Quién?. ¿El zapatero mayor de la calle Mayor?.
– Sí. ¡Jajaja!. Tú siempre con tus bromas.
– ¿Pero si yo no estaba gastando bromas?.
– ¡No me digas que eres así!.
– Pues sí. Desde mi nacimiento. Pero… en fin… ¿qué es lo que trae por aquí que estoy en ascuas por saberlo?.
– ¡Pues que me van a ofrecer un trabajo como modelo publicitaria!.
– A ver si me aclaro un poco. ¿Tú quieres trabajar de modelo publicitaria?.
– ¡Exacto!. ¡Eso es!.
– Pues entonces has dado con el hombre adecuado.
– ¿Quién?. ¿El entrevistador?.
– No. Yo. Has dado conmigo que tengo una gran amistad con Giorgio Armani.
– ¿No me digas que eres amigo de Giorgio Armani?.
– Pues sí. Soy amigo de él y él te abrirá las puertas de cualquier agencia de modelos publicitarias que desees.
– ¡Y yo que creo que estás de broma!.
– Que te repito, y no te hagas la sorda, que soy así de nacimiento. No estoy de broma ni te estoy gastando ninguna broma. Escucha. Giorgio Armani es la clave. Si consigo que te entrevistes con él, en cuanto te vea aparecer le deslumbras. Y ya sabes que quien deslumbra a Giorgio Armani deslumbra también a cualquier otro.
– Menos a tí…
– ¿Cómo has dicho?.
– Nada. No he dicho nada. Sólo estaba pensando una tontería.
– ¡Vamos a ver!. ¿Crees tú que no me deslumbras?.
– Eso creo pero… ¡vaya lío que tengo en la cabeza!.
– Pues entonces vamos a sentarnos y te invito a un té.
– Siempre que me acompañes tú.
– Por supuesto que te acompaño con el té.
– No. Me refiero a que me acompañes a la entrevista con Giorgio Armani.
– Bien. Lo haré. Y si no es posible te presetnaré entonces a Adolfo Domínguez.
– ¿También conoces a Adolfo Dominguez?.
– También. ¿Tan extraño es conocerle?.
– Es que no me fío mucho de ti.
– ¿Acaso te he defraudado alguna vez?.
– Bien. Digamos que dejo la respuesta en el aire.
– De acuerdo. Dejemos que se queden en el aire la respuesta y tambíén la pregunta. Que yo soy de esos que cumplen con lo que prometen.
– Entonces lo de ir conmigo a esa cita… ¿va en serio?.
– ¿Alguna vez te he hablado en broma?.
– Porque no las he contado. Si las hubiese contado superaría un número de seis dígitos.
– Pues te equivocas. Me casaré contigo antes de que seas modelo publicitaria y famosa en el mundo entero.
– No te creo.
– No me importa si no me crees pero, por favor, dime que sí.
– ¡Tú siempre saliéndote con la tuya!.
– ¡Yo siempre saliendo solamente contigo!.
La mañana avanzaba. Ella miró su reloj de pulsera y se puso muy nerviosa.
– ¡La entrevista!. ¡Se me ha pasado la hora de la entrevista!.
– Que te estoy informando, y no te hagas la sorda, que primero me caso contigo y después te presento a Giorgio Armani, Adolfo Domínguez e incluso a Oscar De la Renta.
– ¿Pero cuánta renta tienes tú?.
– Que quieres que te diga: una mnetira piadosa o una verdad también piadosa.
– Una verdad también piadosa.
– Solamente dos euros con dos céntimos y, además, los voy a perder por invitarte al té.
– ¿Y de verdad te quieres casar conmigo con esa clase de renta?.
– ¿Es que es imposible casarse contigo?.
– No. No es imposible.
Ella comenzó a reír.
– O sea… ¡que me estás tomando a broma!.
– No. Es que me haces reír sin querer.
– Te repito, por tercera vez consecutiva ya, que soy así desde que nací. Y no te preocupes por la entrevista perdida con ese administrador de agencia de modelos que nadie conoce porque es de quinta o de sexta categoría. ¡Tú te mereces la primera categoría en clase A y de manera especial o extra o como quieras llamarlo!.
Entonces fue cuando ella se dio cuenta de que él estaba hablando en serio.
– De acuerdo. Sí.
Él estuvo a punto de atragantarse con el té pero comenzó a soñar.
– ¿A dónde te has ido?.
– Al espacio. Pero ya vuelvo. No te muevas de aquí y espérame un momento.
Pocos minutos después, ya asegurado que ella se casaría con él, apareció acompañado por Giorgio Armani, Adolfo Domínguez y Oscar De la Renta.
Ella aprendió que él nunca mentía piadosamente sino que le gustaba siempre decir la verdad de sus sentimientos.
– Seré pobre pero no mentiroso.
La boda fue todo un acontecimiento barrial. Y ella aumentó en su agrandado
“curriculum” la siguiente nota: Casada.
Te repito, por tercera vez consecutiva ya, que soy así desde que nací, deliciosa historia y ese final de casada estupendo, saludos fashion.
¡Gracias, Flama!. Te deseo un “fashion on the day” para el día de hoy. jejeje.