El escritor

Una chica rubia y alta entró en la cafetería. El ambiente era algo sombrío, las pocas luces que alumbraban aquel pequeño lugar no daban a adivinar espacios ocultos entre sus esquinas. La rubia pidió un café y echó un vistazo alrededor.
Un hombre leía ensimismado un periódico arrugado. Mientras, sin quitarle la vista de encima agarraba un vaso y bebía. Con sus gafas de pasta cualquiera hubiese pensado que era algún tipo de intelectual moderno. Su nombre era Roberto Almirez Juárez, una especie de viejo borracho y loco que andaba por ahí mirándose los pies. El periódico que agarraba entre sus manos era de hace unos cinco años. A Almirez le gusta leer periódicos viejos y robar a las ancianas. Odia los chicles de menta y los picadores de metro.

Tras de él había un pequeño jovencito sentado. Su nombre es Rito. A Rito le gusta chupar las pipas y escupirlas, beber agua de lluvia y espiar a su vecina por el agujero de la cerradura. Le disgustan los caramelos de café y los deberes.
La rubia se dio la vuelta, el café ya estaba. Echó una mirada a su interior, aún demasiado caliente. La rubia es Paula Etxebarría González. A Paula le encanta despertarse después del mediodía, llevar calcetines con agujeros y comer de restaurante. Le desagrada la gente que se saca los mocos en público, y poco más.
Paula miró a su lado en la barra y encontró a un hombre. Un hombre que sonreía mientras escribía en un viejo papel amarillo. Y que podría decir yo de ese hombre, su nombre es Ismael. A Ismael le gustan las sonrisas ajenas, comer en frío y dormirse viendo la tele. Le desagrada la gente cínica, los que creen que lo saben todo y los que usan mal su poder.
Paula abrió los ojos y se quedó de piedra. Pero no solo ella. Su cuerpo, el café que aún giraba en la taza, los coches; todo se había quedado helado. Todo menos el hombre que escribía en el papel amarillo. Cansado de escribir e inventar aquella absurda historia del bar, se levantó, arrugó el papel y salió a la calle.

9 comentarios sobre “El escritor”

  1. Un relato que da vida a personajes con gustos y preferencias, que da fortaleza a la realidad y concluye como un todo parte de tu imaginacion. Fuerte en profundidad y personalidad propia, alistando a los protagonistas presentes en el cafe, para crear una historia que les cambie las vidas a ellos y principalmente a los lectores. A mi opinion va mas alla de ser algo absurdo, es un buen comienzo que da pie a la mezcla de opiniones y situaciones creando una historia interesante, en el que se ve las reacciones de los presentes en la cafeteria de ambiente sombrio. Saludos Ismael.

  2. Pues digo lo que Hacaria: es un estupendo comienzo para una novela o un cuento. Yo te animaría a que lo siguieras, de verdad. Me ha gustado muchísimo y creo que te lo debes plantear, sin prisa pero sin pausa.

    Un saludo.

  3. Seguramente en la calle el escritor volvió a reencontrar la historia de la chica rubia y los clientes del café y entonces volverá a retomar el viejo papel amarillo para vertir en él las ideas. Todos tenemos en nuestro interior una mirada caliente del mundo. Tu texto es magnífico por lo que tiene de mirada caliente. Un abrazo Ismael.

  4. Hola, me pareció un relato inteligente y bien realizado: muy lúdico.
    Gran (astuto)diseño de personajes, y el descenlace, inesperado, exitoso, muestra una ironía fina.

    felicidades.

    Por cierto gracias por tus comentarios a mis textos y en uno de ellos me aclaro y corrijo.

    Seguiré tus trabajos

    Gracias

  5. Un relato muy bonito.

    El ambiente del café y los personajes están muy “vivos”.

    Es muy interesante la forma de presentar a los personajes, que entra “dentro” de los personajes y “nos confiesa” sus íntimos deseos y vicios. Me recuerda a la película francesa “Amelie”.

    Felicitaciones.

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