En la Sala Equinoccio el “estudiantillo” lee la comedia “Las Aventuras de Gilberto” mientras que, con el rabillo de su ojo izquierdo, mira embelesado el retrato de Alvarito. En la Embajada de España, muy cerca de la Sala Equinoccio, siguen formándose enormes colas de ecuatorianos y ecuatorianas que desean salir a toda costa de su país. Unos lo hacen por necdesidad… otros por “asuntos varios”…
Y mientras las colas de emigrantes son cada vez más largas (con los revendores de entradas haciendo su “negocio” que tan pingües resultados les dan… el “estudiantillo” del taller mira y remira, vez tras vez, “Las Aventuras de Gilberto”. No son suyas esas Aventuras pero él las desea profundamente en su enfermizo corazón.
Alvarito Correa sigue dando clases de teatro en diversos colegios de Quito. Su verdadera misión es ligar con chiquillas menores de edad a las que maneja a su antojo como director del taller de teatro.
Pero volvamos al “estudiantillo”. El “estudiantillo” sabe de sobra quién es el autor de “Las Aventuras de Gilberto. El “estudiantillo” y su íntimo amigo Alvaro Correa.
El “estudiantillo” idea un plan: “!Eureka!. !Ya lo tengo!. !Me hago amigo del autor de la comedia y, cuando lo tenga “camelado” le robo el libreto de “Las Aventuras de Gilberto”, me presento en los canales de televisión ecuatorianos o incluso de otras partes de mundo y !hale hop!… por arte de magia me convierto en un famoso y triunfador en esto de la tele…”
Alvaro Correa sigue dando sus clases y decide tomar parte de la estratagema. Y piensa… “yo lo que voy a hacer es rodar en la propia casa del autor del libreto uno de sus capítulos y así conigo directamente colarme en los canales de televisión ecuatorianos por la puerta falsa”.
El “estudiantillo” de la Sala Equinoccio sigue con su pérfido plan: “lo que haré para ganarme la amistad del autor del libreto (un noble español que trabaja con sencillez sus obras) es invitarle a mi casa a comer lo que desee, por ejemplo unos higos secos, y pedirle que me ayude a hacer el montaje de un video relacionado con los indios ecuatorianos”.
Dicho y hecho. El “estudiantillo” de la Sala Equinoccio acompaña todas las tardes-noches al autor español y comenta… comenta… comenta… mientras el español escucha cosas y ve acciones (por ejemplo escucha cosas de homosexualidad y ve acciones de robar sin ninguna clase de vergüenza cuatro o cinco cerillas a una humilde propietaria de una tienda de comestibles.).
Y el “estudiantillo” de la Sala Equinoccio invita todas las tardes al autor español de “Las Aventuras de Gilberto”. Y le da de comer higos secos entre otras cosas más secas todavía. El español le ayuda a hacer el giuión sobre los indios ecuatorianos… y el “estudiantillo” continúa pensando en su diabólico plan.
Por su parte Alvaro Correa consigue introducirse en el hogar del noble escritor español (aprovechando que la esposa del español está de viaje)
y consigue rodar la escena mientras se apropia de todas las copias de los diversos capítulos de “Las Aventuras de Gilberto”. Una vez hecha su labor piensa: “!pies en polvorosa!” y se marcha de la casa con un grito de éxtasis: “!Qué estoy muy contento con su libreto Don José!”. Por
Por dentro piensa: “!jejejeje… ya le he vuelto a engañar una vez más…”.
El “estudiantillo” de la Sala Equinoccio sigue “erre que erre que erre” con la ansiedad de robar el libreto de “Las Aventuras de Gilberto” propiedad privada del español Don José. Y entonces trama otra ladina trampa: “le invito a conocer al grupo de indios revolucionarios ecuatorianos que, dirigidos por una mujer blanca del Norte de Europa (posiblemente holandesa) son los que promueven los absurdos levantamiendos indígenas y las consignas revolucionarias de la Universidad Central (situada a muy pocos metros de su “guarida”).
El caso es que el “estudiantillo” que está totalmente convencido que el noble autor español está interesado en la política (como un Che Guevara redivivo) cae en su propia trampa… poque el noble autor español sólo está interesado en su mujer y su familia y toda clase de Arte pero para nada le importa la politica… según entiende la política aquel grupito de indios revolucionarios que están llevando labores diabólicas porque tampoco tienen ni idea de política sino de magias y brujerías. Les dirige el indio José que no acepta para nada que le llamen Pepe porque lo considera ofensivo para su honor personal.
Sí. El “estudiantillo” de la Sala Equinoccio roba el famoso libreto de “Las Aventuras de Gilberto”.
En fin. Que tanto el “estudiantillo” de la Sala Equinoccio y el director de teatro en los colegios de Quito no saben, y desconocen por completo, que alguien ha descubierto sus trampas. Y desconocen que “Las Aventuras de Gilberto” las tiene bien guardadas una gaviota.
Nota Adjunta
Esta es la historia, señoras y señores de unos hechos que acontecieron en base a lo que, triste y lamentablemente, es conocido en todo Ecuador como “la viveza” (de la cual habló mucho el gran pensador ecuatoriano Benjamín Carrión, triste porque tales cosas sucedan en su amada patria).
Como siempre ha ocurrido entre tus libros y los míos será un libro de los de verdad. Un besote sano.
Menos mal que alguien se dió cuenta de la trama y La Gaviota pudo guardar ese libreto, que dicho sea de paso espero que se convierta en un libro de los de verdad.
Un besote vorémico.